Firme homilía del padre Javier Olivera Ravasi: la verdad sobre la homosexualidad según la doctrina católica

Firme homilía del padre Javier Olivera Ravasi: la verdad sobre la homosexualidad según la doctrina católica

En una contundente homilía pronunciada este domingo y compartida en sus redes sociales, el sacerdote argentino Javier Olivera Ravasi abordó sin rodeos el tema de la homosexualidad, recordando la enseñanza perenne de la iglesia católica sobre la pureza y la ley natural.

Desde el púlpito, el padre Ravasi comparó la ciudad de Corinto —destino de la predicación de San Pablo— con lo que hoy representan ciertos centros urbanos contemporáneos: lugares donde el pecado contra la pureza no sólo abunda, sino que incluso se promueve institucionalmente, especialmente entre los jóvenes. Así, afirmó que el deber del sacerdote es predicar toda la verdad del Evangelio, aunque sea incómoda o rechazada por la cultura dominante.

Citó el relato bíblico de Sodoma y Gomorra para recordar cómo la impureza, y en particular la práctica homosexual, fue causa del castigo divino, según la Tradición. Aclaró que no se trata simplemente de una "falta de hospitalidad", como algunos exégetas modernos pretenden sostener, sino de un pecado grave contra el orden natural, como lo enseña el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 2357.

“Los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados, contrarios a la ley natural y no pueden recibir aprobación en ningún caso”, citó textualmente, denunciando también la normalización ideológica de estos actos en escuelas, universidades y, lamentablemente, incluso dentro de ciertos sectores de la misma Iglesia.

El sacerdote distinguió entre la persona que experimenta tendencias homosexuales —a quien se debe acoger con caridad, respeto y compasión— y el activismo ideológico que busca imponer estos comportamientos como aceptables e incluso buenos. “El verdadero amor —afirmó— no consiste en decirle al otro ‘todo está bien’, sino en anunciarle la verdad que lo puede hacer libre y conducir al cielo”.

Recordó que todos los cristianos están llamados a vivir la castidad, y que quienes padecen estas inclinaciones pueden alcanzar la santidad si las combaten con humildad, oración, sacramentos y dirección espiritual. “No hay mayor crueldad que callar la verdad por temor a ser impopular”, insistió.

Finalmente, pidió a los fieles orar con valentía por los justos que aún luchan por la verdad en medio de un mundo que exalta el pecado, evocando la súplica de Abraham ante la inminente destrucción de Sodoma y Gomorra. “Pidamos la gracia de no traicionar el Evangelio —concluyó—, y de anunciarlo entero, con caridad, pero también con claridad”.

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