Pedro Arrupe, el fallecido líder mundial de la Compañía de Jesús y actualmente en proceso de canonización por El Vaticano, no impidió que un aspirante a sacerdote con antecedentes de abusos sexuales fuera ordenado, según documentos judiciales obtenidos por The Guardian.
La revelación se produce en el marco de una demanda interpuesta por una presunta víctima de Donald Dickerson, sacerdote jesuita ya fallecido, acusado de múltiples casos de abuso infantil.
Los documentos, presentados ante un tribunal civil de Nueva Orleans, demuestran que Arrupe fue advertido en 1977 por un alto cargo jesuita de que Dickerson había hecho insinuaciones sexuales a un menor de 14 años y ya había estado involucrado en al menos otros dos casos similares. A pesar de estas advertencias, y aunque la ordenación fue inicialmente pospuesta, Dickerson fue finalmente ordenado sacerdote en 1980.
Según The Guardian, Dickerson continuó su carrera en instituciones jesuitas, incluso después de haber sido acusado repetidamente de abuso. En 1986, fue apartado tras una nueva denuncia, pero nunca se alertó a las autoridades civiles, en línea con las prácticas de la Iglesia de aquella época.
La demanda que ha vuelto a poner el caso en el centro del debate fue presentada por un antiguo estudiante de Loyola Nueva Orleans, quien afirma que fue violado por Dickerson en el campus universitario cuando tenía 17 años. Los abogados del demandante han pedido que se retire el nombre de Arrupe de cualquier edificio o distinción pública, afirmando que no debería ser canonizado.
Un portavoz de los jesuitas en EE.UU. declinó hacer comentarios por tratarse de un litigio en curso, mientras que ni la universidad Loyola ni la diócesis de Shreveport han respondido públicamente.
La documentación revisada por The Guardian incluye cartas intercambiadas entre Arrupe y otros líderes jesuitas, memorandos internos y registros de tratamiento psiquiátrico a los que fue sometido Dickerson. También se constata que, incluso después de su renuncia a la Compañía de Jesús, Dickerson agradeció el apoyo recibido y justificó sus acciones como "tendencias" difíciles de controlar.
Dickerson murió en 2016 con al menos siete denuncias documentadas de abuso infantil en su historial. La Compañía de Jesús lo incluyó oficialmente en su lista de acusados con denuncias creíbles en 2018.
La investigación de The Guardian y WWL Louisiana sugiere que Arrupe, a pesar de su reputación internacional como reformador y figura carismática, podría haber incurrido en una grave omisión al no impedir el ascenso clerical de un conocido abusador. El escándalo pone en cuestión su legado y plantea interrogantes sobre la transparencia del proceso de canonización.
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