El testimonio de Stefan Pace, quien asegura que el Camino de Santiago le devolvió la vida tras una grave enfermedad, resalta la dimensión espiritual y transformadora de esta peregrinación.
En el año 2019, Stefan Pace, un maestro pintor y decorador de 44 años, emprendió el Camino de Santiago desde Saint-Jean-Pied-de-Port hasta Santiago de Compostela en España, a pesar de haber sido diagnosticado con cáncer. A pesar de las advertencias de los médicos, decidió recorrer los aproximadamente 800 kilómetros a pie, confiando en que esta experiencia le ofrecería una oportunidad de renovación espiritual y física. Su hijo Marko se unió a él en esta travesía, lo que fortaleció aún más su vínculo familiar.
Pace relata que, aunque enfrentó múltiples desafíos de salud durante el camino, incluyendo la necesidad de asistencia médica en tres ocasiones, la peregrinación le permitió "luchar paso a paso para volver a la vida". La simplicidad del viaje, el contacto con la naturaleza y las interacciones con otros peregrinos le proporcionaron una nueva perspectiva y un sentido de paz interior. Al llegar a la Catedral de Santiago, se sintió abrumado por la emoción y agradecido por la oportunidad que, según él, le había concedido el Señor.
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La experiencia en el Camino de Santiago no solo mejoró su salud física, con una notable recuperación de su piel y sus valores sanguíneos, sino que también profundizó su fe y su relación con Dios. Desde entonces, Pace ha continuado realizando esta peregrinación anualmente, partiendo en ocasiones desde Portugal, y ha acumulado casi 7.000 kilómetros en total. En 2023, participó en el Jornada Mundial de la Juventud en Fátima y Lisboa, donde su hijo Marko decidió seguir el camino del sacerdocio.
Enfrentando nuevos retos personales y de salud, Pace volvió a encontrar en el Camino de Santiago un refugio y una fuente de fortaleza. Planea realizar una nueva peregrinación en bicicleta desde Fátima hasta Jerusalén, con la intención de orar por la paz mundial. Para él, el Camino de Santiago se ha convertido en una "calle de la vida", un camino que comienza cada día frente a su puerta y que simboliza su deseo de vivir plenamente.
