Los activistas provida instan a la Unión Europea a cesar el financiamiento del aborto y a apoyar a las madres.
En un contexto donde líderes políticos abogan por la inclusión del aborto como un derecho constitucional, activistas de toda Europa se movilizan para promover políticas que faciliten a las mujeres la elección de la vida. Esta semana, en un evento con entradas agotadas en Bruselas, médicos, eurodiputados y madres compartieron testimonios de embarazos difíciles, pidiendo a la Unión Europea que reconozca la maternidad como un derecho fundamental que merece ser protegido.
La conferencia, titulada «Apoyo a la maternidad en Europa», fue organizada en el Parlamento Europeo por la plataforma Un de Nous y el grupo de Conservadores y Reformistas Europeos, congregando a más de doscientos participantes de veinte países. Los ponentes advirtieron sobre la financiación de campañas proaborto por parte de Bruselas, mientras que se hace poco por fortalecer las redes que apoyan a las mujeres a continuar con sus embarazos, describiendo esta situación como una «asimetría moral» que considera la maternidad un lastre en lugar de un bien social.
En la apertura de la conferencia, Tonio Borg, excomisario europeo de Salud, afirmó que la UE está fallando a las mujeres al ignorar su necesidad de un verdadero apoyo durante el embarazo. Declaró: «Queremos que la maternidad sea un bien protegido, no un fardo. Si Europa quiere defender la libertad, debe comenzar por proteger la vida».
El eurodiputado maltés Peter Agius también subrayó la necesidad de respetar el derecho de cada país a legislar sobre estas cuestiones, advirtiendo que la intención de incluir el aborto como un supuesto derecho en la Carta Europea de Derechos Fundamentales constituye «una violación directa de la soberanía de los Estados miembros y de la libertad de conciencia».
Los momentos más conmovedores fueron los testimonios personales de mujeres de Francia, Italia y los Países Bajos, quienes compartieron sus experiencias de embarazos difíciles y su lucha por recibir apoyo en entornos a menudo hostiles. Una joven neerlandesa, hablando entre lágrimas, relató cómo la fundación There Is Hope la apoyó durante su embarazo cuando todos la presionaban para abortar: «No fue una decisión fácil, pero cuando escuché 'felicitaciones' en lugar de '¿qué vas a hacer?', supe que había esperanza».
Otra francesa describió cómo la falta de apoyo y la presión médica la llevaron a un aborto que hoy califica como «el punto más oscuro» de su vida. Estas historias pusieron rostro humano a una realidad oculta: miles de mujeres en Europa no eligen libremente el aborto; recurren a él por falta de apoyo y alternativas.
Entre los eurodiputados presentes, el representante eslovaco Miroslav Adámek se destacó al condenar el «relativismo moral» que domina el debate europeo sobre la vida y los derechos humanos. «Nos califican de extremistas porque defendemos la dignidad humana desde la concepción hasta la muerte natural, pero el verdadero extremismo consiste en negar que cada ser humano tiene derecho a nacer», afirmó.
«Cuando la maternidad es destruida, el futuro de Europa es destruido», advirtió otro eurodiputado, llamando a políticas que traten la maternidad como una piedra angular de la sociedad en lugar de un asunto privado.
El evento también puso de relieve la creciente presión política en países como Francia y España, donde los gobiernos intentan hacer del aborto un derecho constitucional. Isabel Navarro, portavoz de la asociación española Profesionales por la Ética, declaró a europeanconservative.com que se trata de un «intento desesperado de las élites políticas por preservar el aborto en una sociedad cada vez más provida». «Cada vez más jóvenes comprenden el horror del aborto y exigen políticas que apoyen...»