El Vaticano ha presentado un nuevo objetivo climático ante la ONU, comprometiéndose a reducir más de una cuarta parte de sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2035.
El Vaticano ha dado un paso significativo en su compromiso con la lucha contra el cambio climático al presentar un nuevo objetivo de reducción de emisiones ante las Naciones Unidas. Este compromiso se enmarca dentro de las obligaciones del Vaticano como parte del Acuerdo de París, un pacto internacional de 2015 que pide a los países reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, principales responsables del calentamiento global.
Según el nuevo plan, el Vaticano se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 28% para el año 2035, tomando como referencia los niveles de 2011. Una de las iniciativas clave para alcanzar este objetivo es el desarrollo de una planta solar de 1.000 acres al norte de Roma, que permitirá al Vaticano satisfacer plenamente sus necesidades eléctricas y convertirse en el primer estado del mundo en alcanzar la neutralidad de carbono. Actualmente, el Vaticano depende casi exclusivamente de importaciones para su suministro energético.
Además de reducir las emisiones, el Vaticano continuará con sus esfuerzos educativos sobre ecología integral, promoviendo una conversión ecológica que tanto el Papa Francisco como el Papa León XIV han descrito como esencial para abordar plenamente las amenazas del cambio climático. En un mensaje reciente, el Papa León XIV destacó: "En un mundo donde los más vulnerables son los primeros en sufrir los efectos devastadores del cambio climático, la deforestación y la contaminación, el cuidado de la creación se convierte en una expresión de nuestra fe y humanidad".
A pesar de que las emisiones del Vaticano representan una fracción mínima del total global, la Santa Sede considera esencial invertir en proyectos de reducción de emisiones de calidad y en iniciativas que promuevan la educación en ecología integral. Esto no solo mitiga los gases de efecto invernadero, sino que también genera beneficios éticos y sociales.
Musamba Mubanga, oficial sénior de defensa en Caritas Internationalis y exmiembro de delegaciones del Vaticano en conferencias climáticas de la ONU, afirmó que el compromiso climático del Vaticano demuestra cómo el liderazgo moral puede traducirse en acciones concretas. "La acción del Vaticano muestra que incluso los estados pequeños, guiados por la convicción moral más que por el poder económico, pueden liderar con el ejemplo e inspirar a otros a actuar con similar responsabilidad", señaló.
El compromiso del Vaticano se suma a los esfuerzos globales por reducir las emisiones, tema central en la próxima cumbre climática COP30 que se celebrará en noviembre en Belém, Brasil. Hasta la fecha, 62 de los 197 países han presentado nuevos planes conocidos como "contribuciones determinadas a nivel nacional" (NDCs), con el objetivo común de limitar el calentamiento global a no más de 1,5 grados Celsius.
El Papa León XIV ha continuado con el énfasis en las preocupaciones climáticas y ambientales articuladas por su predecesor en la encíclica "Laudato Si', sobre el cuidado de la casa común" y su exhortación "Laudate Deum" sobre la crisis climática. Además del proyecto solar, el Vaticano ha tomado medidas para reducir su consumo energético mediante mejoras en eficiencia energética en la Basílica de San Pedro y edificios circundantes, aumentando el uso de vehículos eléctricos y construyendo una entrada "verde" a los Museos Vaticanos con paneles solares.
David Knecht, gerente de programas sobre justicia climática en Fastenaktion, una organización católica suiza dedicada a la ayuda humanitaria, destacó que aunque las emisiones del Vaticano son pequeñas dentro de su territorio, tiene "una oportunidad importante para avanzar en la acción climática a gran escala" mediante la coordinación más amplia dentro toda la Iglesia Católica global.