Durante la Audiencia General celebrada en el Aula Ducal del Palacio Apostólico de Castelâ¯Gandolfo, un niño pequeño rompió el protocolo al acercarse corriendo al Papa y abrazarle espontáneamente ante la mirada de los asistentes.
El suceso tuvo lugar el 9 de julio en la histórica residencia veraniega del Pontífice, ubicada a orillas del lago Albano, a pocos kilómetros de Roma. En un momento inesperado, el menor logró aproximarse al estrado papal, se dirigió al Santo Padre y lo abrazó sin mediar palabra. Lejos de mostrarse sorprendido, el Papa correspondió el gesto con una sonrisa y acarició al niño, quien permaneció unos segundos a su lado.
"El corazón de los niños es libre, es espontáneo, y también nos enseña a los adultos a tener una relación libre con el Señor", afirmó León minutos después, aludiendo a lo ocurrido.
El gesto generó una ovación entre los presentes, que captaron el momento con móviles y cámaras. Algunos asistentes destacaron el simbolismo del abrazo como expresión de confianza y proximidad.
En su catequesis, el Papa retomó la escena para profundizar en el valor de la espontaneidad infantil en la vida de fe. Recalcó que "el Señor quiere que seamos como niños", evocando el pasaje bíblico sobre la sencillez y la libertad del corazón infantil.
No es la primera vez que un niño se acerque al Papa en un acto público en Castelâ¯Gandolfo. En ocasiones anteriores, menores han protagonizado momentos similares que han sido interpretados como signos de la accesibilidad pastoral del Pontífice, tanto en este enclave como en sus audiencias en el Vaticano.
El episodio ha sido ampliamente difundido por medios vaticanos y redes sociales, resaltando el carácter humano del Papa León y su apertura afectuosa hacia los más pequeños en contextos formales.