La propuesta presentada por el PP y Vox en Jumilla para modificar el reglamento de uso de las instalaciones deportivas municipales y prohibir la celebración de la Fiesta del Cordero en espacios públicos ha generado una ola de reacciones, entre ellas, la condena de la Conferencia Episcopal Española (CEE).
La Iglesia ha expresado su rechazo a la moción, alineándose con la postura de la Comisión Islámica Española, que critica la iniciativa basada en los derechos fundamentales reconocidos por la Constitución española y la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que defienden la libertad religiosa y de culto.
Monseñor Luis Argüello, arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE, ha ofrecido su perspectiva en un artículo de opinión publicado en ABC, en el que aborda las implicaciones de esta propuesta en un contexto más amplio. Según Argüello, esta postura está fundamentada en una visión profunda sobre los "derechos de Dios", los cuales, desde la perspectiva cristiana, son inseparables de la dignidad humana.
El arzobispo afirma que "los derechos de Dios que encarnó en Jesús, verdadero Dios y verdadero hombre, son inseparables, de ahí la radical afirmación de la sagrada dignidad humana, no por concesión de los estados o las leyes, sino como dato previo y pre-político". Para Argüello, la comunidad política y sus leyes deben reconocer esa dignidad y respetar las libertades de conciencia, pensamiento, asociación y culto como elementos esenciales para una convivencia pacífica y guiada por el principio del bien común.
Además, en un contexto polarizado, el arzobispo reflexiona sobre el uso de "el odio como argumento de ida y vuelta" en el debate actual. En su opinión, los valores y tradiciones cristianas no deben ser reducidos a "mero folclore o a instrumento inadecuado de la legítima lucha por el poder", y señala la importancia de volver a las fuentes de la fe y la tradición, buscando siempre el respeto mutuo y la unidad. Como dice Argüello: "La defensa de nuestras 'tradiciones', 'valores cristianos', 'usos y costumbres del pueblo español' ¿qué significan hoy?"
En su análisis, Argüello también denuncia el relativismo moral y el intento de reducir las tradiciones religiosas a las sacristías, lo cual ve como un obstáculo para la regeneración de la democracia. El arzobispo de Valladolid concluye su artículo haciendo una llamada a la solidaridad, recordando que "los cristianos de las diversas Iglesias son los creyentes más perseguidos del mundo" y sugiriendo que sería beneficioso que los musulmanes en España también defendieran la libertad religiosa en los países donde los cristianos sufren persecución. "El bien común en el mundo global pide exigir reciprocidad a los Estados de confesión islámica que persiguen o ponen trabas a los cristianos", ha concluido.
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