El obispo de Ratisbona critica el Camino Sinodal: “Sus objetivos fueron poco realistas desde el principio”

El obispo de Ratisbona critica el Camino Sinodal: “Sus objetivos fueron poco realistas desde el principio”

El obispo de Ratisbona, Rudolf Voderholzer, uno de los críticos más notorios del Camino Sinodal en la Iglesia católica alemana, ha vuelto a alzar la voz.

En una extensa entrevista concedida al medio alemán Schwäbische Zeitung, Voderholzer criticó abiertamente los fundamentos del proceso reformador eclesial y alertó sobre los riesgos de politización dentro de la Iglesia.

Críticas al Camino Sinodal y llamado a la despolitización

“El Camino Sinodal partió de unos objetivos poco realistas”, sentenció el obispo, quien junto al cardenal Rainer Maria Woelki ha liderado la oposición interna a este proceso impulsado por sectores progresistas del catolicismo alemán. En su opinión, el Camino “ha estado marcado por una forma de parlamentarismo más propia de los partidos políticos que de una escucha conjunta de la Palabra de Dios”.

Voderholzer también lamentó la creciente politización en el seno de la Conferencia Episcopal Alemana. Como ejemplo, recordó cómo se rompió en los años 80 la práctica no escrita de alternancia entre los arzobispos de Colonia y Múnich en la presidencia del organismo, lo que a su juicio “introdujo una lógica de bloques y mayorías que pone en peligro la unidad de la Iglesia”.

Para contrarrestar esta deriva, el obispo propone un modelo rotatorio en la presidencia episcopal, comenzando por las sedes metropolitanas como Berlín, Friburgo o Hamburgo.

Visión crítica sobre el rol político de la Iglesia

Aunque defiende la implicación pública de la Iglesia, Voderholzer insiste en que esta debe centrarse en ofrecer principios y no adoptar posturas partidistas. “Debemos guiar la política desde la doctrina social católica, no hacer política como tal”, declaró. En ese sentido, apoyó el reciente documento de la Conferencia Episcopal que critica a la AfD, pero reclamó que se incluyera la defensa de la vida como criterio irrenunciable.

El nuevo Papa y la unidad eclesial

Respecto a la elección del papa León XIV, Voderholzer expresó su admiración y lo describió como un hombre de fe, “sereno, reflexivo e inteligente”. Señaló la importancia de su trayectoria internacional y su experiencia como Superior General de los Agustinos. “Su figura une América del Norte y del Sur, es un signo de esperanza para la Iglesia universal”, afirmó. Voderholzer valoró positivamente que el nuevo Papa siga los pasos de Benedicto XVI a la hora de citar con frecuencia a San Agustín.

Evangelización y nuevos laicos catequistas

El obispo también compartió iniciativas locales para renovar la vida pastoral. Destacó la formación de catequistas laicos, inspirada en una carta del Papa Francisco, así como la promoción de una “Biblia Dominical” familiar, pensada para revitalizar la vivencia litúrgica del domingo. “Los jóvenes que sirven como monaguillos son nuestro mayor tesoro”, subrayó.

Además, elogió el impacto evangelizador del arte sacro popular, como los belenes, que definió como “un puente hacia Cristo incluso para los no creyentes”.

Apuesta por una Iglesia comunitaria y coherente

Voderholzer rechazó la idea de una Iglesia “a la carta” moldeada por asociaciones como el ZdK, a las que consideró poco representativas de la base católica. Para él, el auténtico reto está en anunciar el Evangelio de forma creíble, centrando esfuerzos en la educación religiosa, la música eclesiástica y la cercanía pastoral.

“El Espíritu Santo une a las personas. La Iglesia debe ser ese lugar donde se experimenta la comunidad y el don de la fe”, concluyó, subrayando la necesidad de superar la confusión actual y recuperar una base común para el diálogo eclesial.

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