La reincorporación de sacerdotes previamente implicados en casos de encubrimiento de abuso sexual ha generado una ola de indignación entre los fieles de la diócesis de Estrasburgo.
En la diócesis de Estrasburgo, el malestar crece entre sacerdotes y laicos debido a la reincorporación de clérigos involucrados en casos de encubrimiento de abuso sexual. El canónigo Schmitt, quien fue absuelto en 2024 tras un proceso judicial por acusaciones de agresión sexual contra menores, ha sido restituido discretamente por Monseñor Delannoy. Esta decisión ha sido criticada por Emmanuel Sless, presidente de la asociación de víctimas de Alsacia, quien denuncia la falta de transparencia en el proceder de la diócesis.
El retorno de Monseñor Gilles Reithinger a sus funciones en Estrasburgo ha añadido más controversia. A pesar de no haber sido condenado por la justicia civil, su nombre ha estado vinculado a casos de abuso durante su gestión en las Misiones Extranjeras de París. La rehabilitación de Reithinger, quien también ha sido señalado por actividades comerciales prohibidas por el derecho canónico, ha generado desconcierto entre los fieles, quienes cuestionan la coherencia de la Iglesia en la gestión de estos asuntos.
La falta de comunicación por parte de la Arquidiócesis de Estrasburgo ha intensificado el descontento, percibido como una afrenta por muchos miembros de la comunidad eclesial. La llegada de Monseñor Delannoy en 2024 no ha logrado disipar las redes de influencia y colusión, lo que ha llevado a algunos a describir el sistema como una "mafia amiga". La situación actual refleja una crisis de gobernanza que, lejos de sanar las heridas, ha exacerbado la desconfianza y la ira entre los fieles.