El cardenal Víctor Manuel Fernández inauguró una jornada en el Aula del Sínodo, organizada por la Pontificia Comisión para América Latina, centrada en la figura de María como primera evangelizadora.
Sacerdotes, religiosas y seminaristas latinoamericanos que estudian en Roma se reunieron en el Aula del Sínodo para reflexionar sobre el papel de María como primera evangelizadora, con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. El encuentro fue promovido por la Pontificia Comisión para América Latina. El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, inauguró la jornada con una ponencia centrada en la importancia de María en la evangelización, apoyándose en textos bíblicos y del Magisterio.
El purpurado señaló que María es inseparable de Cristo y que su presencia implica la acción del Espíritu Santo. Al referirse al pasaje evangélico de la visitación, destacó que Isabel fue llena del Espíritu Santo porque María llevó a Jesús a su encuentro. Esta dinámica, explicó, se repite en la piedad popular latinoamericana, donde la imagen de María actúa como un vehículo para el encuentro con Cristo y el Espíritu Santo.
Asimismo, el prefecto resaltó que María conserva en su corazón todo el Evangelio, siendo testigo fiel de la vida de Jesús desde la Encarnación hasta la Resurrección. En su intervención recordó que María no solo guarda la historia de Jesús, sino también la de cada uno de sus hijos, lo que hace que sea una figura cercana y maternal para los fieles.
Por otra parte, el cardenal subrayó que el rostro de María evangeliza misteriosamente, permitiendo que muchas personas —incluso sin formación teológica— reciban el mensaje del Evangelio. Citó el documento de Aparecida y Mater Populi Fidelis para ilustrar cómo la contemplación mariana conduce a una experiencia espiritual profunda y personal.
Además, indicó que María ofrece un auxilio materno que facilita la acogida del Evangelio. Recordó que los pobres y sufrientes encuentran en ella una figura cercana y confiable, lo cual les permite abrirse al mensaje salvador de Cristo. También destacó que María es colaboradora en la Redención —aunque no redime— y que su papel en la obra salvífica es único e irrepetible.
A continuación, tras la intervención del cardenal Fernández, tuvo lugar un panel con las aportaciones del padre Stefano Cecchin, monseñor Luis Marín de San Martín y Rodrigo Guerra. Cada uno reflexionó sobre el papel evangelizador de María y su relevancia en la piedad popular latinoamericana, destacando especialmente a Nuestra Señora de Guadalupe como modelo de cercanía y amor maternal.
