En una escena que parece sacada de una película, el Papa León XIV recibió un caballo como regalo y, sin perder tiempo, decidió sacarlo a pasear. Esta anécdota, que ha capturado la atención de muchos, refleja el lado más humano y cercano del pontífice, quien no dudó en disfrutar de un momento de esparcimiento en medio de sus múltiples responsabilidades.