La madre de Valeria Vargas Valverde, joven costarricense cuya recuperación milagrosa fue atribuida a la intercesión de Carlo Acutis, relata su experiencia de fe y esperanza tras el accidente que casi le cuesta la vida a su hija.
El 2 de julio de 2022, Valeria Vargas Valverde, estudiante costarricense de 21 años, sufrió un grave accidente en bicicleta en Florencia, Italia, que le provocó un daño cerebral irreversible. Su madre, Liliana Valverde, había llegado a la ciudad tres días antes con la intención de emprender juntas un viaje por Europa. "Gracias a Dios yo estaba allí en ese momento, porque si no… no sé qué habría pasado", comenta Liliana en una entrevista con Alfa y Omega.
El accidente ocurrió a las tres de la madrugada, cuando Valeria regresaba de despedirse de una amiga. Cayó de su bicicleta eléctrica y quedó inconsciente. Liliana recibió una llamada de la policía informándole del accidente y fue llevada al hospital, donde le comunicaron que su hija había ingresado en estado crítico y que su lesión era mortal. Los médicos no creían que Valeria sobreviviera, y de hacerlo, le advirtieron que sufriría graves secuelas.
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En medio de la desesperación, Liliana recordó a Carlo Acutis, un joven beatificado cuya historia había conmovido a su familia. Decidió visitar su tumba en Asís el 8 de julio de 2022, donde pidió con fervor por la recuperación completa de su hija. "Desde que entré en esa iglesia sentí una paz inmensa; que se me quitaba un peso enorme de encima", relata Liliana, quien asegura que ese fue el primer milagro de Carlo: devolverle la fe.
Al regresar a Florencia, Valeria comenzó a mostrar signos de recuperación que sorprendieron a los médicos. En menos de diez días, su inflamación cerebral había desaparecido y pudo retomar sus estudios. Este milagro fue reconocido por el Vaticano y permitió la canonización de Carlo Acutis, convirtiéndolo en el primer santo milenial.
Para Liliana, Carlo se ha convertido en un tercer hijo. "Ahora voy cada 8 y 9 de julio a Asís, a dar las gracias a Carlo por el milagro", concluye, agradecida por la recuperación de su hija y el fortalecimiento de su fe.
