Volver a lo importante

Lo podemos afirmar sin ningún complejo ni miedo a ser catalogados de nada. La elección de León XIV, y los primeros pasos que ha dado como sucesor de San Pedro y cabeza de la Iglesia, ha creado un clima y sensación de esperanza en muchos católicos. No hay más que ver los comentarios en redes sociales, periódicos o noticias para comprobarlo.
La ilusión en el Regina Coeli del domingo pasado que se veía en más de 100.000 fieles que aclamaron al Papa o el entusiasmo que mostraron el pasado lunes todos los periodistas que tuvieron un encuentro con el Santo Padre da muestra de ello. Ante esta situación es importante preguntarse, ¿por qué ha nacido este entusiasmo? ¿qué es lo que ha hecho este Papa para crear este clima en los fieles de la iglesia católica? Estas preguntas se podrían responder con distintos argumentos, pero la respuesta de muchos es unánime: la sensación de que este Papa ha vuelto a lo importante.
Volver a lo importante. En un tiempo – demasiado largo- marcado porque la Iglesia y sus pastores hablan demasiado de asuntos sociales, políticos o terrenos, muchos extrañaban la radicalidad del mensaje evangélico y su fundamento: Jesucristo. La homilía que León XIV dirigió el pasado 9 de mayo ante el Colegio Cardenalicio es prueba de ello. Una homilía claramente cristocéntrica en la que nadie pudo escuchar – para disgusto de alguno – ninguna referencia a la ecología, el reto migratorio y la sinodalidad. No, nada de eso. La homilía se centró en Jesucristo como único salvador del mundo.
El Santo Padre no tuvo reparos cuando unió la pérdida de la fe en Jesucristo con la pérdida de valores humanos fundamentales poniendo en relación la crisis de fe en la sociedad actual con las crisis que vivimos en nuestro mundo, entre ellas la crisis de la familia. Después de hacer un análisis de las diversas interpretaciones que tienen muchos de nuestros contemporáneos sobre la figura de Jesús interpeló de forma directa a los cristianos que, aunque bautizados, viven actualmente como ateos. Destacó también que la importancia y relevancia de la Iglesia en el mundo actual tiene que ser por la santidad de sus miembros, no por los museos ni edificios artísticos, que dicho en la Capilla Sixtina, tiene una resonancia todavía mayor. Santidad de vida en los fieles… como decía, volver a lo único importante.
Dicho esto, que nadie se lleve a engaño. Escucharemos a León XIV hablar de sinodalidad, de inmigración y de los retos que la sociedad actual nos plantea. Lo va a hacer porque lo tiene y debe hacer, pero mucho me temo que, pese a lo que auguraban muchos medios de comunicación y expertos vaticanistas de libro, lo hará en su justa medida y sin perder de vista lo esencial.
Dios ayude al Papa para que cada paso que dé en este pontificado tenga, siguiendo sus propias palabras, el único objetivo de que a nadie le falte la oportunidad de conocer y amar a Jesucristo. El Papa puede contar con nuestro apoyo, afecto y, volviendo al principio, con lo importante de verdad, nuestras oraciones.
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