El cardenal Joan Josep Omella presidió la clausura del Año Jubilar de la Esperanza y del Plan Pastoral «¡Salgamos!» en la Catedral de Barcelona, destacando la importancia de la esperanza cristiana y el compromiso eclesial.
La Catedral de Barcelona acogió la clausura del Año Jubilar de la Esperanza y del Plan Pastoral «¡Salgamos!», en una celebración presidida por el cardenal Joan Josep Omella. El acto puso término a ocho años de recorrido pastoral en la Archidiócesis de Barcelona y coincidió con la fiesta de la Sagrada Familia. La ceremonia contó con la participación de los obispos auxiliares, el Cabildo de la Catedral y numerosos presbíteros diocesanos, junto a representantes de los arciprestazgos y de la Comisión del Plan Pastoral.
En su homilía, el Cardenal Omella subrayó el carácter eclesial y familiar de la celebración, y destacó que la Catedral reunía a una asamblea unida como Pueblo de Dios. Además, afirmó que el Año Jubilar de la Esperanza fue una "verdadera escuela de esperanza" en medio de una sociedad marcada por la incertidumbre. El arzobispo recordó que la esperanza cristiana es una virtud teologal fundada en Cristo y señaló que la clausura del jubileo no debía interpretarse como un regreso al pasado, sino como un compromiso de la Iglesia para ser una voz profética en defensa de la dignidad humana.
La celebración sirvió también para dar gracias por los ocho años del Plan Pastoral Diocesano «Sortim!», que coincidió con el camino sinodal y con la reestructuración pastoral de la Archidiócesis. En ese contexto, el cardenal Omella agradeció el esfuerzo de parroquias, realidades eclesiales y agentes de pastoral, y recordó los cinco ejes del plan: fraternidad, jóvenes, pobres, discernimiento y anuncio del Evangelio. A su vez, recalcó que, aunque el plan concluyó, el impulso misionero de la Archidiócesis continuó.
Andreu Ibarz, responsable de la Comisión Diocesana del Plan Pastoral, intervino para situar el Plan «Sortim!» entre dos tiempos jubilares y destacó su contribución a la conversión pastoral de la Archidiócesis. Después, se realizó un gesto simbólico con la entrega de una Memoria-Compendio del Plan al cardenal Omella, que este entregó a los representantes de los arciprestazgos. Al término de la celebración, se distribuyó entre los asistentes un marcapáginas con la flor del panot, símbolo del Plan Pastoral, como recordatorio de que el camino recorrido prosigue en la vida y misión diocesanas.
