La Iglesia abre 2026 con una reflexión sobre el tiempo, la gratitud y la esperanza
La Iglesia inicia el 2026 reflexionando sobre el tiempo, la gratitud y la esperanza, recordando enseñanzas de papas anteriores y destacando la importancia de estas virtudes en la vida cristiana.
Al comenzar 2026, la Iglesia dirige la mirada al valor del tiempo y a la importancia de la gratitud y la esperanza. El Papa Pablo VI, en su Ángelus del 2 de enero de 1972, exhortó a considerar el tiempo como medida de nuestra vida presente y subrayó la necesidad de vivir intensamente el momento actual. En esa misma línea, la reflexión invita a no cerrar el año sin dar gracias a Dios, tal como recordó el Papa Benedicto XVI en las vísperas de la solemnidad de María Madre de Dios en 2011, cuando señaló que la alabanza al Señor es inseparable de nuestros deseos y expectativas.
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En este contexto, el Papa León XIV, durante la audiencia jubilar del 20 de diciembre de 2025, destacó que la esperanza es una virtud generativa que no muere con el fin del Año Santo. Según el Pontífice, la esperanza es una fuerza de Dios que genera vida y renacimiento, en contraste con la arrogancia y el miedo, que no producen nada. Esta perspectiva se vincula con la enseñanza de San Pablo sobre la salvación en esperanza: sin ella estamos muertos, pero con ella avanzamos hacia la luz.
Asimismo, El Papa Juan Pablo II, el 1 de enero de 1986, invitó a ofrecer al Señor el nuevo año como una hoja en blanco, un espacio que se llena con decisiones y acciones en el marco de la lucha entre el bien y el mal. A su vez, el Papa Francisco, en 2022, animó a recuperar la amabilidad como virtud personal y cívica, capaz de humanizar las relaciones y disolver la indiferencia, con efectos concretos en la convivencia familiar y social.
Por su parte, el Papa Juan XXIII, en su mensaje del 10 de enero de 1960, dirigió un deseo especial a las familias cristianas y puso el acento en la prudencia y el sacrificio en la educación de los hijos. Su llamada conserva actualidad en el deseo de que el nuevo año sea un tiempo propicio para edificar una "casa que no derrumba", pese a las incertidumbres y los desafíos que afronta la humanidad.
