La Conferencia Episcopal Mexicana ha emitido un mensaje que llama a la paz y la reconciliación, destacando la elección del Papa León XIV y subrayando la importancia de la unidad eclesial y la paz mundial.
Durante su CXIX Asamblea Plenaria, los obispos de México han delineado un itinerario de gracia hacia 2033, centrado en Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe, como respuesta a las dolorosas realidades de violencia e injusticia que afectan al país. La Conferencia Episcopal Mexicana (CEM) emitió un mensaje dirigido a toda la sociedad, en el que exhorta a abandonar las ideologías para construir la paz y la reconciliación mediante el diálogo. En este documento se subraya la necesidad de que la Iglesia sea sinodal, profética y cercana al pueblo que sufre.
Reunidos del 10 al 14 de noviembre, los prelados dirigieron al Pueblo de Dios el mensaje titulado "Iglesia en México: Memoria y Profecía - Peregrinos de Esperanza hacia el Centenario de nuestros Mártires". En él reconocen con humildad que en ocasiones no han acompañado al pueblo como corresponde, por lo que piden perdón a Dios y a los fieles. Además, celebran con alegría y esperanza renovada la elección del Papa León XIV, resaltando la importancia de mantener la unidad eclesial y promover la paz en el mundo.
Los obispos insisten en que no puede existir una paz auténtica en el mundo sin comunión en la Iglesia, y que esta comunión resulta imposible si la Iglesia permanece indiferente ante la violencia y la injusticia. En este sentido, recuerdan las palabras del Santo Padre sobre el valor fundamental de la paz y la comunión eclesial, un mensaje especialmente relevante para México. Expresan asimismo su deseo de ser testigos creíbles de reconciliación, caminando unidos en Cristo junto al pueblo.
Bajo la inspiración del magisterio pontificio, la CEM busca discernir el camino que el Señor espera en este momento histórico para México y para la Iglesia local. Este recorrido se inscribe en un horizonte de gracia marcado por los jubileos que se celebrarán entre 2025 y 2033. Durante esta Asamblea Plenaria se plantearon objetivos concretos como profundizar en la sinodalidad, reflexionar sobre la realidad migratoria, actualizar normas pastorales y retomar compromisos relacionados con la familia y la paz. Estas metas constituyen dimensiones integrales del llamado a ser una Iglesia sinodal, profética y cercana al pueblo sufriente.
