En su alocución dominical, el Papa León XIV ha subrayado la importancia de la humildad como virtud cristiana, exhortando a los fieles a evitar el orgullo y a fomentar un ambiente de servicio y acogida.
El Papa León XIV presidió el Ángelus dominical desde la Plaza de San Pedro, donde reflexionó sobre la humildad como una virtud esencial para la vida cristiana. Durante su alocución, el Santo Padre subrayó que la Iglesia debe ser un "taller de humildad" para todos sus fieles, promoviendo un ambiente de acogida y servicio mutuo. Destacó que la verdadera grandeza se encuentra en el servicio a los demás y en la capacidad de reconocer nuestras propias limitaciones.
En su mensaje, animó a los presentes a cultivar una actitud humilde en sus vidas cotidianas, recordando que Jesús mismo nos enseñó a ser humildes de corazón. Señaló que la humildad no es debilidad, sino una fortaleza que permite construir relaciones auténticas y solidarias. Además, pidió a los fieles evitar el orgullo y la vanidad, que pueden alejar del camino del Evangelio.
El Sumo Pontífice también hizo hincapié en la importancia de escuchar y aprender de los demás, especialmente de aquellos que son más vulnerables o están en situaciones difíciles. Afirmó que todos tienen algo valioso que aportar y que es fundamental abrirse al diálogo y al entendimiento mutuo. Concluyó su intervención solicitando a los fieles orar por una Iglesia más humilde y servicial.