El Papa León XIV ha relevado al Arzobispo Francisco Ozoria de todas las responsabilidades administrativas y financieras de la Arquidiócesis de Santo Domingo.
En una carta difundida esta semana por medios locales, el arzobispo informó que el recién nombrado coadjutor, el Arzobispo Carlos Tomás Morel Diplán, “tiene poderes especiales exclusivamente para la administración de los bienes diocesanos, para asuntos económicos y financieros y para la gestión del clero y el personal de la iglesia”, mientras que él conserva “solo el título de Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo”. El prelado explicó que había solicitado un coadjutor “para asegurar una transición suave en los dos años antes de mi retiro”, aunque manifestó sorpresa porque el acuerdo implicara la pérdida del poder efectivo de gobierno.
Señaló que fue suspendido por “mala gestión”, un cargo del que asegura no haber sido informado previamente, añadiendo que “nunca fui amonestado o advertido”. Recordó que la única comunicación relevante fue una visita de cortesía del Prefecto del Dicasterio para los Obispos, el Cardenal Marc Ouellet, quien mencionó “ciertas acusaciones” en su contra. Pese a la inesperada naturaleza de la medida, el arzobispo afirmó aceptar la decisión “en obediencia”, comprometiéndose a continuar su servicio a la Iglesia.
La carta apostólica que otorga al Arzobispo Diplán el control total sobre los asuntos económicos y el personal de la arquidiócesis refleja una intervención directa de la Sede Apostólica. Aunque el Arzobispo Ozoria mantiene el título ceremonial, el traspaso efectivo de autoridad al coadjutor supone un acto contundente de supervisión. Canónicamente, un coadjutor es nombrado para asistir al titular y suele tener derecho a sucesión automática; sin embargo, concederle el manejo exclusivo de los bienes diocesanos y del clero mientras el metropolitano queda prácticamente al margen resulta inusual. Esta situación plantea interrogantes sobre la gobernanza, transparencia y responsabilidad en la Iglesia local en la República Dominicana.
La Arquidiócesis de Santo Domingo, con sede en la capital dominicana, es una de las diócesis más antiguas del continente americano y ha desempeñado un papel destacado en la vida eclesial regional.
El Vaticano ha intervenido anteriormente en el gobierno de diócesis relevantes en América Latina cuando han surgido dudas sobre administración o liderazgo. Con el Arzobispo Carlos Tomás Morel Diplán ahora encargado de los asuntos administrativos y financieros, se espera que la atención se centre en cómo se desarrolle esta transición durante los próximos meses bajo su dirección. Por su parte, el Arzobispo Ozoria ha dejado claro que se retirará progresivamente del gobierno eclesial mientras conserva su cargo, subrayando su prolongado servicio y fidelidad a la Iglesia. En sus palabras: “Me debo a la Iglesia, amo a la Iglesia y obedezco a la Iglesia”.
