El Pontífice ha rezado ante la tumba de San Charbel, pidiendo la paz para el Líbano y el Levante, y ha sido recibido por el superior general de la Orden Libanesa Maronita, Mahfouz Hady.
El Papa León XIV inició su segunda jornada en el Líbano con una visita al monasterio de Annaya, donde rezó ante la tumba de San Charbel. En este lugar, confió a la intercesión del santo las necesidades de la Iglesia, del país y del mundo, solicitando especialmente la paz para el Líbano y la región del Levante. San Charbel, canonizado por Pablo VI, es considerado patrón del Líbano y se le atribuyen numerosos milagros de curación.
El Pontífice recorrió más de 40 kilómetros desde Beirut hasta Annaya, ascendiendo a 1.200 metros sobre el nivel del mar para llegar al monasterio. Allí depositó una lámpara votiva como símbolo de la luz de Cristo, confiando al santo la protección del Líbano y su pueblo. La visita fue acogida con entusiasmo por miles de fieles que se congregaron en las calles y en el recinto monástico, pese a la lluvia y al frío.
Durante su estancia, el Papa León XIV fue recibido por el superior general de la Orden Libanesa Maronita, Mahfouz Hady, y participó en una oración en la gruta donde se encuentra la tumba de San Charbel. En su discurso subrayó la importancia de la conversión del corazón para alcanzar la paz y recordó el legado del santo como ejemplo de oración, silencio y humildad.
Finalmente, recorrió el museo que conserva objetos históricos y reliquias vinculadas a San Charbel. A pesar de las inclemencias meteorológicas, los fieles permanecieron firmes para saludar al Sucesor de Pedro, quien se convirtió así en el primer Papa en visitar el Líbano en trece años.
