El histórico palacio del siglo XV que durante décadas alojó a obispos, sacerdotes y cardenales visitantes en el corazón de Roma será desalojado y arrendado para convertirlo en un hotel de cuatro estrellas, en medio de sospechas de “negocio turbio” y fuertes protestas internas.
El palacio histórico del siglo XV situado en el corazón de Roma, elegido por Pablo VI para alojar a obispos, sacerdotes y cardenales visitantes, y donde residió durante largo tiempo el cardenal Jorge Mario Bergoglio, está próximo a ser vendido. Esta situación ha sido planteada por algunos cardenales y obispos residentes, quienes han escrito al Papa León XIV para solicitar aclaraciones. La expulsión de los prelados de la Casa del Clero ha generado un profundo malestar entre sus ocupantes.
Este inmueble saltó a la fama en 2013, al día siguiente de la elección del Papa Francisco, cuando el pontífice acudió personalmente a abonar su cuenta. La imagen de Bergoglio en recepción, con tarjeta de crédito en mano, se difundió ampliamente y modificó la percepción pública del papado. Ubicada estratégicamente entre la Via della Scrofa y la Piazza Navona, la Domus Internationalis Paulus VI parece haber sido ofrecida al mejor postor y está próxima a ser arrendada por un periodo prolongado —algunos mencionan treinta años— para su posterior conversión en un hotel de lujo. Esta decisión ha provocado protestas entre sacerdotes y obispos que residen allí, indignados por el rumbo adoptado.
La tensión alcanzó su punto álgido el pasado mes de julio cuando el diario argentino La Nación publicó una carta firmada por cardenales y obispos residentes permanentes. Poco después comenzaron a llegar avisos de desalojo que exigían a los ocupantes abandonar las habitaciones.
El motivo oficial es la próxima renovación de la residencia sacerdotal, según informó el portugués monseñor Mario Rui Fernandes Leite de Oliveira durante una reunión con varios de los cincuenta residentes. En ella destacó supuestos problemas relacionados con la seguridad del edificio. Dado que el Vaticano carece de fondos para restaurar esta construcción, se decidió arrendarla por treinta años para luego transformarla en hotel. Según La Nación, existen sospechas sobre posibles irregularidades vinculadas a este negocio. De hecho, se ha hablado durante tiempo sobre el cierre definitivo de la residencia y otros proyectos relacionados.
“Se decidió con el Santo Padre Francisco que, por razones de credibilidad e imagen, no se podía construir un hotel de cinco estrellas, así que al final solo sería un hotel de cuatro estrellas”, declaró Leite de Oliveira durante la reunión. Esta afirmación suscitó controversia, especialmente porque Francisco ha sido conocido por criticar conventos y monasterios convertidos en hoteles cinco estrellas en lugar de acoger a los pobres y migrantes.
Leite de Oliveira explicó que esta inversión importante —entre 50 y 60 millones de euros— junto con el contrato de arrendamiento por treinta años con una empresa gestora permitirá a la Santa Sede recibir cinco millones anuales. Por ello animó a los cincuenta residentes a comunicar cuanto antes si prefieren trasladarse a la Domus Santa Marta, el hotel vaticano donde vivió Francisco, o bien a la Domus Traspontina.
La estructura original del complejo data del siglo XV. En 1573 albergó el colegio alemán fundado por San Ignacio de Loyola, que se fusionó con el Instituto Húngaro varias décadas después dando lugar al Colegio Germano-Húngaro, confiado entonces a los jesuitas. En el siglo XVII fue demolido para levantar una nueva construcción diseñada por Paolo Marucelli. Tras sucesivas ampliaciones y vicisitudes llegó a ser sede del Vicariato. Bajo el pontificado del Papa León XIV, continuó desempeñando funciones relevantes hasta nuestros días.
