El obispo de Hiroshima reclama un mundo sin armas nucleares
Alexis Mitsuru Shirahama, obispo de Hiroshima, ha enfatizado la urgencia del desarme nuclear en el Encuentro Internacional de Culturas y Religiones, destacando la importancia de la memoria y el diálogo para la paz.
El obispo de Hiroshima, Alexis Mitsuru Shirahama, ha subrayado la urgencia de trabajar por un mundo libre de armas nucleares, calificando su uso con fines bélicos como inmoral. En el contexto del reciente anuncio de Estados Unidos sobre la reanudación de pruebas nucleares, Shirahama destaca la importancia de la memoria y el diálogo para defender la paz. Durante el Encuentro Internacional de Culturas y Religiones "Atrévete a la Paz", organizado por la Comunidad de Sant'Egidio, el prelado enfatizó la necesidad de un compromiso concreto hacia el desarme nuclear.
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Shirahama recordó que, aunque el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares ha reducido el número de ojivas nucleares desde 1970, algunos países han desarrollado nuevos arsenales. Este progreso técnico, según el obispo, refleja una regresión espiritual, ya que el riesgo de un "invierno nuclear" sigue siendo una amenaza real. Además, criticó el gasto en armamento, que priva a millones de personas de recursos esenciales para su vida y dignidad.
El Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, vigente desde 2021, es visto por Shirahama como un paso esperanzador. Considera el desarme una misión espiritual y llama a redescubrir la vocación de paz de la humanidad. El obispo también evoca el llamado del Papa León XIV a construir puentes de paz, animando a líderes religiosos y organizaciones civiles a ser "puentes de paz" entre diferentes mundos.
El obispo de Hiroshima comparte iniciativas en curso, como la colaboración con los arzobispos de Santa Fe y Seattle y un programa de recaudación de fondos para apoyar a los hibakusha y el desarme. Estas acciones buscan educar a los jóvenes sobre la corresponsabilidad y la esperanza, subrayando que la paz es una elección diaria. Shirahama concluye con un llamamiento a que todos los pueblos se conviertan en una sola familia humana que ame la paz.
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