El sacerdote y teólogo Enrique Cases Martín, nacido en Barcelona en 1943, posee una formación académica y pastoral que avala con solvencia su papel como interlocutor en la Iglesia española. Es licenciado en Ciencias Químicas, lo que le proporcionó una sólida base en la investigación científica, y posteriormente obtuvo el doctorado en Teología, lo que le permitió conjugar el rigor académico con la reflexión espiritual profunda. Durante gran parte de su trayectoria profesional ha ejercido como profesor asociado en la Universidad de Navarra y en la Universidad Internacional de Cataluña, cargos desde los que ha impartido cursos de teología y espiritualidad, contribuyendo a la formación de nuevos laicos, religiosos y sacerdotes. Su ministerio sacerdotal se ha desarrollado principalmente en Barcelona, donde ha servido en parroquias, ha predicado retiros y ha acompañado espiritualmente a numerosas personas.
En una reciente entrevista difundida en redes, Cases —sacerdote numerario con más de sesenta años en el Opus Dei y cincuenta de ordenado— desmintió con claridad las informaciones que apuntaban a la posible desaparición de la prelatura. Según explicó, los cambios impulsados por el Papa Francisco y que el Papa León XIV parece dispuesto a culminar no alteran el espíritu de la Obra, sino que afectan únicamente a su estructura jurídica. En este sentido, recalcó que el Opus Dei “no va a desaparecer” y que “esto solo trata sobre la vestimenta jurídica”. El corazón de la institución, afirmó, seguirá siendo el mismo: la santificación en medio del mundo, el mensaje esencial que San Josemaría Escrivá “vio” en 1928 y que constituye el núcleo de su carisma.
A lo largo de la conversación, el sacerdote defendió que esa inspiración divina —la llamada universal a la santidad a través de la vida ordinaria— sigue siendo hoy más actual que nunca. Recordó que el fundador del Opus Dei comprendió que Dios no pedía a los laicos apartarse del mundo, sino transformarlo desde dentro, santificando el trabajo, la familia, la política o el deporte. “Dios quiere que muchos laicos lleguen a la perfección de la caridad”, subrayó, insistiendo en que la espiritualidad del laico debe ser propia y no una adaptación de la religiosa.
Cases repasó la evolución jurídica de la institución a lo largo de su historia. Explicó que el Opus Dei nació como una pía unión, pasó a ser instituto secular en 1950 y fue erigido en 1982 como prelatura personal por San Juan Pablo II. Cada una de esas transformaciones respondió —dijo— a la necesidad de encontrar una figura jurídica adecuada para un carisma nuevo en la Iglesia, sin que en ningún momento se modificara su identidad esencial. A su juicio, la forma jurídica puede cambiar, pero la misión que Dios encomendó a san Josemaría permanece inalterable. “Nunca ha dependido nuestra misión de una forma jurídica, sino del querer de Dios”, afirmó.
En su análisis, el teólogo mostró preocupación por lo que denominó una “mentalidad jerarcológica” todavía presente en algunos sectores eclesiales. Según explicó, parte de los malentendidos sobre el Opus Dei proceden de una visión clerical que no ha terminado de asimilar la enseñanza del Concilio Vaticano II sobre la vocación laical. En su opinión, hay quienes “pretenden clericalizar a los laicos y sobre todo a las mujeres laicas”, cuando precisamente la misión de estos es santificar el mundo desde dentro. “El laico no está llamado a refugiarse en estructuras clericales, sino a ser fermento en la vida civil, familiar y profesional”, añadió. Para Cases, el futuro de la Iglesia pasa por redescubrir ese papel central del laicado, capaz de irradiar el Evangelio en medio de las realidades humanas.
El sacerdote quiso además dejar claro que la fidelidad al Papa y la obediencia al Magisterio son innegociables. “Nosotros somos obedientes. Nadie ha hecho escándalo ni ha comenzado campaña alguna, ni lo haremos nunca”, aseguró. En su opinión, la actitud del Opus Dei ante las reformas es la misma que ha tenido siempre: plena comunión con Roma y disponibilidad para servir a la Iglesia desde la propia identidad. “No hay oposición, sino docilidad, aunque duela ver ciertas incomprensiones”, apuntó.
Cases aprovechó también para desmentir los tópicos que, a su juicio, algunos medios de comunicación han difundido sobre el Opus Dei. Considera que se han presentado caricaturas ajenas a la realidad, retratando a la prelatura como un grupo de poder o de influencia económica. “No tengo ni un duro —dijo con ironía—. Confieso, predico, enseño y celebro misa. Los sacerdotes del Opus Dei trabajamos sin descanso, no somos una élite, sino servidores de Dios y de las almas.” A su juicio, esas simplificaciones mediáticas nacen de la ignorancia y del prejuicio, y solo pueden combatirse con la verdad y el testimonio.
En el tramo final de la entrevista, el teólogo abordó la crisis moral de la sociedad contemporánea y lamentó la falta de coherencia de muchos cristianos en la vivencia del matrimonio y la familia. Recordó la vigencia de la encíclica Humanae Vitae de San Pablo VI, denunciando la rebelión de numerosos teólogos y pastores contra su enseñanza, lo que —dijo— ha contribuido al debilitamiento de la vida conyugal y a la crisis demográfica. “Hay que decir la verdad aunque duela. Si es antipático oírla, al que le pica que se rasque”, afirmó con franqueza. Para Cases, la pérdida de claridad moral conduce inevitablemente a la confusión doctrinal y al relativismo: “No se puede traicionar la moral revelada ni sustituirla por la hipocresía del sentimentalismo”.
Antes de concluir, el sacerdote resumió el espíritu del Opus Dei con dos expresiones de san Josemaría Escrivá que, a su juicio, condensan toda su identidad: Deo omnis gloria —toda la gloria para Dios— y Omnes cum Petro ad Iesum per Mariam —todos con Pedro, a Jesús por María—. Con estas palabras, Enrique Cases quiso dejar constancia de que, más allá de reformas jurídicas, polémicas mediáticas o tensiones eclesiales, el Opus Dei sigue siendo lo que siempre fue: una obra de Dios al servicio de la Iglesia, fiel a su fundador y al Sucesor de Pedro.
Además de su labor docente y pastoral, Enrique Cases mantiene una destacada producción editorial: es autor de numerosos libros de espiritualidad, cristología, escatología y formación de la fe, dirigidos tanto a jóvenes como a adultos. Entre sus obras figuran títulos de amplia difusión, como Mujeres valientes, Hombres ante Dios, Cristología breve y El Espíritu. Esta combinación de experiencia científica, formación teológica, ejercicio pastoral y producción intelectual lo sitúa como una de las voces más autorizadas de la Iglesia española para reflexionar sobre el papel del laicado y los desafíos de la fe en el mundo actual.
