La controversia revela una tensión más profunda que recorre la trayectoria actual de la Iglesia alemana: el intento de conciliar las afirmaciones universales de la doctrina católica con el lenguaje fluido de la era moderna.
En Alemania ha surgido una profunda división dentro de la jerarquía católica sobre cómo abordar las cuestiones relativas a la sexualidad, la identidad y la educación en un contexto cultural en transformación. El desencadenante fue la publicación, a finales de octubre, de un documento educativo de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), titulado «Creados, Redimidos y Amados: Visibilidad y Reconocimiento de la Diversidad Sexual en las Escuelas». Lo que pretendía ser una guía pastoral para educadores católicos ha puesto al descubierto discrepancias significativas acerca de la comprensión que la Iglesia tiene sobre la naturaleza humana.
Entre los primeros y más firmes críticos se encuentra el obispo Stefan Oster, de Passau, quien se desvinculó públicamente del documento esta semana. «Aunque la portada diga “Los Obispos Alemanes”, el texto no habla en mi nombre», afirmó en una declaración personal. Sus palabras expresaron tanto tristeza como preocupación. Para Oster, el problema no radica en el tono ni en la sensibilidad pastoral, sino en la coherencia teológica. «Lo que está en juego», explicó, «es el concepto cristiano mismo de humanidad: quiénes somos ante Dios».
El documento de la DBK exhorta a las escuelas católicas a fomentar un ambiente abierto y respetuoso hacia los estudiantes, independientemente de su orientación sexual o identidad de género, promoviendo un entorno libre de discriminación. Además, anima a los profesores de religión a presentar la doctrina eclesial con matices, facilitando el diálogo más que el enfrentamiento. Su tono resulta inclusivo, su vocabulario contemporáneo y su mensaje central claro: toda persona es amada por Dios en su diversidad.
No obstante, para Oster, ese énfasis —aunque aparentemente pastoral— revela lo que denomina una «antropología desacralizada», que corre el riesgo de sustituir la teología por una sociología superficial. Sostiene que el documento trata la diversidad como algo intrínsecamente divino y, por tanto, fuera del discernimiento moral. «Casi cada línea sugiere: menos teología moral y, ciertamente, ninguna pretensión de verdad», escribió, describiendo lo que considera un «superdogma» basado en una afirmación incondicional que reemplaza emocionalmente a la doctrina.
La crítica del prelado va más allá del lenguaje empleado. Señala que términos como «identidad de género» y «sexualidad» carecen en el texto de claridad y profundidad al no vincularse adecuadamente con la antropología cristiana ni con conceptos esenciales como el pecado, la gracia o la salvación. Advierte que si la Iglesia acepta una visión fragmentada de la identidad humana desvinculada tanto de la creación como de la revelación divina, pone en riesgo no solo su doctrina moral sino también su comprensión misma sobre los sacramentos y Dios.
En uno de sus pasajes más contundentes, Oster censura el tratamiento dado a la identidad transgénero en el documento, pues extiende sin crítica alguna la frase «Dios los creó y los amó tal como son» a quienes buscan modificar su sexo biológico. Para él, esta afirmación ignora las complejidades teológicas y científicas implicadas. Recuerda además que varios países occidentales —entre ellos el Reino Unido, Suecia y Estados Unidos— han comenzado a revisar sus políticas sobre tratamientos médicos para menores transgénero debido a preocupaciones éticas y médicas. «Si este documento pretendía estar en sintonía con los tiempos», concluyó, «ya está desfasado».
Diversos teólogos han expresado inquietudes similares. El moralista Franz-Josef Bormann, profesor en Tubinga, señaló que las directrices del DBK se fundamentan en «una retórica de aceptación y bienestar» mientras descuidan aspectos médicos y psicológicos relevantes relacionados con jóvenes que se identifican como transgénero o queer. Criticó asimismo al documento por diluir las distinciones entre compasión pastoral y verdad doctrinal.
