“El camino de la confianza y el amor es mi única brújula”, dijo el profesor Jean-Paul Lemaire al inaugurar el III Congreso Internacional sobre Santa Teresa de Lisieux en Ávila. Esta ciudad, conocida por su misticismo, se convierte una vez más en el epicentro del estudio teresiano. Expertos de todo el mundo se han reunido para explorar la vigencia de la pequeña vía de la santa en un tiempo de incertidumbres. El ambiente es de reflexión y búsqueda de respuestas profundas.
Al otro lado del mundo, en Afganistán, la tragedia ha sacudido a la población con un devastador terremoto. El Papa León XIV ha enviado un telegrama de condolencias, mostrando su cercanía con las víctimas y sus familias. En un gesto que trasciende las fronteras religiosas, el Papa ha pedido a la comunidad internacional que no mire hacia otro lado ante el dolor de miles de personas. Sus palabras resuenan como un llamamiento a la compasión y la acción solidaria.
Mientras tanto, la Iglesia en España enfrenta un “agosto negro” con una preocupante ola de ataques a templos católicos. Diferentes asociaciones han levantado la voz para denunciar esta tendencia creciente de vandalismo y falta de respeto hacia los lugares de culto. Aunque los motivos son diversos, la sensación entre los fieles es de intranquilidad y un llamamiento urgente a las autoridades para proteger un patrimonio que va más allá de lo material.
En medio de estas noticias inquietantes, el congreso en Ávila ofrece una pausa de sosiego y reflexión. Las enseñanzas de Santa Teresa de Lisieux, con su sencillez y profundidad, invitan a mirar el mundo con ojos de fe y esperanza. Quizás, en su ejemplo, se encuentre la brújula que muchos buscan en este mar de incertidumbres.
En un mundo dividido por las tragedias y los conflictos, las palabras de León XIV y las reflexiones sobre Santa Teresa de Lisieux nos recuerdan que la compasión y la confianza pueden ser el verdadero camino hacia la paz. ¿Seremos capaces de seguirlo?