Canadá abre la puerta a la eutanasia por enfermedad mental

Canadá abre la puerta a la eutanasia por enfermedad mental

El debate en el Parlamento canadiense sobre el proyecto de ley C-218 ha puesto en primer plano la controversia sobre la eutanasia cuando la única condición subyacente es una enfermedad mental.

El proyecto de ley C-218, denominado “Right to Recover Act” y presentado por la diputada conservadora Tamara Jansen, fue debatido en el Parlamento de Canadá con el objetivo de prohibir la eutanasia para quienes padecen exclusivamente una enfermedad mental, una ampliación contemplada en el proyecto de ley C-7 del gobierno de Justin Trudeau y cuya entrada en vigor está prevista para 2027, pendiente de un informe parlamentario. Jansen abrió el debate con un discurso enérgico subrayando la urgencia de aprobar el proyecto C-218, mientras que el diputado conservador Andrew Lawton intervino en apoyo relatando su propia experiencia con un intento de suicidio casi consumado; frente a ellos, dos diputados liberales y un miembro del Bloc Québécois defendieron la eutanasia en casos de enfermedad mental.

Al pedir que el proyecto C-218 se leyera por segunda vez y se remitiera a comité, Jansen invitó a sus colegas a imaginar a un hombre de unos cuarenta años, con una enfermedad dolorosa y problemas de adicción, depresión y ansiedad, respaldado por su familia pero al límite, que acude por fin a una cita con un psiquiatra esperando recibir ayuda real. “Está vulnerable, asustado y colgando de un hilo”, explicó Jansen. “En esa cita, en lugar de ofrecerle un plan para estabilizarle, se plantea la eutanasia como opción. La evaluación sigue adelante y, antes de que reciba un apoyo adecuado para su salud mental o sus adicciones, se le aprueba. Quien le practica la eutanasia es la persona que le lleva al lugar donde su vida termina. Es el hijo de alguien que necesitaba ayuda, no una salida final.” “Lo creamos o no, esto sucedió realmente aquí en Canadá, y hacia ahí nos dirigimos si no actuamos”, advirtió. “A menos que este Parlamento elija un camino diferente, Canadá permitirá la eutanasia a personas cuya única condición es una enfermedad mental. Eso significa que hombres y mujeres que luchan contra la depresión, el trauma o un dolor psicológico abrumador podrían ser dirigidos hacia la muerte por un sistema que con demasiada frecuencia no puede ofrecer tratamiento a tiempo, seguimiento constante ni siquiera un apoyo básico.”

Jansen recordó que, cuando el Parlamento debatió por última vez el suicidio asistido, la enfermedad mental no formaba parte del núcleo de la discusión, sino que se añadió “en una enmienda de última hora del Senado al proyecto de ley C-7”, y subrayó que desde entonces canadienses de muy distintos ámbitos se han manifestado claramente contra esta ampliación, citando que “los psiquiatras de todo Canadá, incluidos los jefes de psiquiatría de las 17 facultades de medicina, nos han dicho claramente que no existe una forma fiable de predecir cuándo una enfermedad mental es irremediable, lo cual es un requisito en la ley de eutanasia.” “Debemos preguntarnos: ¿a quién se le ofrece prevención del suicidio y a quién se le orienta hacia la eutanasia?”, planteó. “Si una persona con depresión llama esta noche a una línea de crisis, ¿le animamos a resistir o la redirigimos discretamente a un evaluador? ¿Qué principio decide la respuesta? ¿Qué prueba médica? ¿Qué estándar ético? No hay ninguno. Eso se debe a que los mismos sentimientos que llevan a alguien a solicitar la eutanasia —desesperanza, desesperación o la creencia de que es una carga— son las mismas señales que todo trabajador en prevención del suicidio está formado para tratar como un grito de ayuda.”

Señaló además que la ampliación prevista por Canadá ha sido criticada en la comunidad internacional: “Expertos internacionales en derechos humanos han dado la voz de alarma, incluido el Comité de la ONU sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que ha instado a Canadá a dar marcha atrás. Advierte de que nuestra trayectoria corre el riesgo de discriminar a las personas con discapacidad y enfermedad mental y recomienda derogar por completo esta ampliación. Esto es lo que haría el proyecto de ley C-218.” Para ilustrar los riesgos, citó hallazgos del comité de revisión de muertes por eutanasia de Ontario, entre ellos el caso de un hombre al que llamó Bill, enfermo de cáncer, que en una fase temprana de su enfermedad había mencionado brevemente la eutanasia, como suelen hacer los pacientes asustados, pero que en el momento de la evaluación estaba delirante, confuso y fuertemente sedado; su propio equipo médico dejó claro que ya no tenía capacidad para tomar decisiones importantes, sin embargo un evaluador de eutanasia le despertó, interpretó un leve movimiento de labios como consentimiento, retiró la sedación, obtuvo una segunda opinión virtual apresurada y terminó con su vida ese mismo día, pese a que, según Jansen, Bill no estaba estable, no era capaz y no comprendía lo que ocurría.

La diputada liberal Alana Hirtle, representante de la circunscripción de Cumberland-Colchester en Nueva Escocia, respondió desviando el foco hacia su experiencia personal, relatando que su padre murió mediante suicidio asistido en agosto de 2024 tras padecer “cuatro tipos distintos de cáncer durante cinco años”, que ella “apoyó plenamente su decisión” y que “respaldó el proceso tal y como se desarrolló y estuvo presente en todo momento”, para después preguntar a Jansen si había votado a favor de la “legislación inicial”, a lo que esta respondió que entonces aún no era diputada.

El diputado del Bloc Québécois Claude DeBellefeuille afirmó que estaba “estupefacto” por lo escuchado y acusó a Jansen de inducir a error “al afirmar que la ley permite la asistencia médica para morir cuando una enfermedad mental grave es el único trastorno subyacente”, sosteniendo que la diputada “sabe que en 2027 un comité conjunto de diputados y senadores tomará una decisión basándose en las recomendaciones del Departamento de Salud”; aunque reconoció que “la comunidad médica no está preparada y probablemente no lo estará en 2027”, insistió en que Jansen “simplemente ha encontrado una forma de manifestar su oposición a la asistencia médica para morir.” Jansen replicó: “Simplemente no tenemos bases médicas para declarar que una vida está más allá de toda esperanza. Ya hemos visto casos en los que se aprobó la eutanasia no porque la condición fuera realmente irremediable, sino porque la persona carecía de vivienda, tratamiento o apoyo básico. Eso no es medicina; es un sistema que interpreta erróneamente la desesperación como destino. […] Cuando una persona está al borde del abismo, el papel de una nación responsable es apartarla de ese borde.”

La diputada liberal Juanita Nathan, representante de Pickering-Brooklin, pronunció un discurso que reiteró en esencia los argumentos del gobierno, señalando que se necesita más investigación pero recordando que “el panel concluyó que las salvaguardas existentes en el Código Penal, cuando se apoyan en el desarrollo de estándares de práctica para la eutanasia y en la aplicación de otras recomendaciones, son adecuadas para permitir una prestación segura de la eutanasia a personas cuya única condición médica subyacente es una enfermedad mental.”

El diputado Andrew Lawton relató su propio intento de suicidio, en el que casi perdió la vida y pasó siete semanas en el hospital, durante las cuales fue reanimado varias veces y estuvo conectado a soporte vital, y recordó que en aquel “día de diciembre de 2010, horriblemente oscuro y triste”, jamás habría imaginado que algún día estaría en la Cámara de los Comunes, felizmente casado y con una carrera profesional consolidada; explicó que esa experiencia le impulsa a defender con tanta firmeza el proyecto C-218, porque “si las leyes que entrarán en vigor dentro de 15 meses hubieran existido hace 15 años, probablemente estaría muerto ahora mismo.” Tras la presentación del proyecto C-218, Lawton puso en marcha la campaña “I Got Better”, invitando a canadienses a compartir sus propias historias de recuperación, algunas de las cuales llevó al debate parlamentario mientras varios diputados liberales conversaban en voz alta entre sí y se reían, según se describe en la crónica. Lawton expuso el testimonio de un abogado de Ottawa que teme recurrir a la eutanasia si su depresión reaparece, el de un hombre con enfermedad mental que ha intentado suicidarse y teme lo que podría hacer si la eutanasia estuviera disponible, y el de una mujer que había sufrido una relación abusiva de larga duración y que afirmó que habría utilizado la eutanasia de haber estado a su alcance.

El diputado recordó también declaraciones previas ante el Parlamento, citando que “el doctor John Maher declaró ante el Parlamento que el 7% de quienes intentan suicidarse mueren por suicidio”, lo que implica que “el 93% de las personas que, en uno o varios momentos, quieren acabar con su vida, finalmente superan ese impulso”, y subrayó que “la tasa de éxito de la eutanasia es del 100%. Por diseño, esta es una política que se rinde con las personas.” En sus palabras finales, Lawton resumió lo que, a su juicio, está en juego: “Son personas reales. Hay rostros detrás de esto. Si el proyecto de ley C-218 no sale adelante, la gente morirá. Tenemos el derecho y el deber de defender a quienes lo necesitan. Apoyaré con orgullo este proyecto de ley y agradezco muchísimo a mi colega que lo haya presentado.”

Comentarios
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Consuelo Castro
1 hora hace
Canadá parece estar eligiendo la eutanasia como solución para quienes padecen enfermedades mentales. ¿Es realmente la muerte la respuesta a la desesperación? Este enfoque ignora la complejidad del sufrimiento psicológico y refleja un sistema de salud mental que falla en ofrecer alternativas. ¿No deberíamos enfocarnos más en mejorar la atención y la prevención del suicidio?
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