La Fiesta del Encuentro de la Rosa en Pallerols de Rialb ha vuelto a reunir a fieles e instituciones para recordar el episodio de San Josemaría Escrivá y la rosa de madera en plena Guerra Civil
El sábado 22 de noviembre, la iglesia de San Esteban de Pallerols de Rialb acogió la Festa de la Trobada de la Rosa, que recuerda el momento en que, en 1937, san Josemaría Escrivá encontró una rosa de madera en el suelo y decidió continuar su camino hacia Andorra. Aquella noche, el sacerdote había pasado horas en silencio, dudando si huir era hacer la voluntad de Dios o si debería haber regresado a Madrid. La iglesia, saqueada y silenciosa, parecía absorber sus inquietudes. Cuando finalmente bajó al ábside, la rosa, dañada pero intacta, le dio la confirmación que buscaba: continuar era el camino correcto, un pequeño signo de esperanza en medio de la oscuridad de la guerra.
Este año, la celebración tuvo un relieve especial por la presencia de Josep-Lluís Serrano, obispo de Urgell y copríncipe de Andorra, que presidió la misa por primera vez ante cerca de 150 participantes. También asistieron representantes del Opus Dei, varios alcaldes y otras autoridades, poniendo de relieve la importancia local e institucional del encuentro. Otras personalidades que han presidido la fiesta en ediciones anteriores incluyen al arzobispo emérito de Urgell, Joan-Enric Vives, al arzobispo emérito de Tarragona, Jaume Pujol, y al abad emérito de Montserrat, Josep Maria Soler.
Jordi Piferrer, vicepresidente de la Associació d’Amics del Camí de Pallerols de Rialb a Andorra, explica cómo empezó a sentirse atraído por esta realidad: “Como ingeniero industrial, viajaba semanalmente a Andorra por trabajo, pero un día me desvié para conocer estos caminos”, rememora. Descubrir aquella ruta, llena de historia y recuerdos de fugitivos, le cautivó inmediatamente. “Comprendí que aquí había algo que merecía ser preservado, no solo como geografía, sino como memoria viva de personas que habían luchado por su libertad y fe”, afirma el barcelonés. Aquella fascinación inicial le llevó a conocer al sacerdote Josep Cirera, uno de los protagonistas de las expediciones con san Josemaría, y a comprometerse activamente con la tarea de la asociación.
La presencia del obispo Serrano marcó especialmente la celebración de este año. Según Piferrer, “Serrano mostró un interés genuino por la historia del lugar y la memoria que preserva. Habló con todo el mundo, escuchó experiencias y se implicó en el sentido profundo del encuentro”. Esta proximidad y atención al contexto histórico ponen de relieve la voluntad del obispo de hacerse partícipe del legado que este lugar representa.
Piferrer recuerda también que ya había conocido al obispo en otras ocasiones: en la toma de posesión en Andorra y en encuentros en el palacio episcopal, donde le invitaron expresamente a presidir la Trobada. Su participación consolida la relevancia de la fiesta dentro del calendario religioso y cultural de la zona, y refuerza la conciencia de que este rincón de la Baronía de Rialb es un lugar donde la memoria histórica se mantiene viva.
Para la asociación, la Festa de la Trobada de la Rosa es sobre todo una manera de preservar la memoria de quienes atravesaron estas montañas hace 88 años. “Este lugar tiene una fuerza especial. A pesar de los años, permite entender el esfuerzo y la decisión de personas que tuvieron que huir por razones de conciencia y dejaron una huella en este paisaje”, explica Piferrer.
La Associació d’Amics del Camí de Pallerols de Rialb a Andorra, fundada en 2002, trabaja en la recuperación de los caminos históricos que utilizaron los fugitivos, en la reconstrucción de refugios y en la preservación de la rectoría y la iglesia como lugares de acogida e información. También impulsa la investigación histórica y fomenta el conocimiento de la cultura, la geografía y las tradiciones de la Baronía de Rialb y el Alt Urgell. Cada año, la celebración sirve para reunir fieles, caminantes, familias, alcaldes y representantes del Opus Dei, creando un espacio donde la historia y la memoria se mantienen presentes, reforzando el valor del territorio como testimonio vivo del pasado.
Con la presencia del obispo Serrano, de los representantes del Opus Dei y de los alcaldes, la fiesta ha puesto de manifiesto que Pallerols de Rialb es mucho más que un punto geográfico: es un lugar donde la historia, la fe y la memoria continúan presentes. La rosa encontrada hace 88 años, en medio de una noche oscura, sigue simbolizando perseverancia, fe y espíritu comunitario. Gracias al esfuerzo de la asociación y de los voluntarios, la memoria se mantiene viva y accesible, recordando que preservar un lugar no es solo mantenerlo físicamente, sino conservar su sentido y su historia, para que cada nueva generación pueda leerla y sentirla como propia.
