El evento, celebrado bajo la columnata de San Pedro, reunió a 120 personas sin hogar y contó con la colaboración de la parroquia de San Pedro, la Limosnería Apostólica y voluntarios locales.
La noche del 7 de diciembre se celebró una cena navideña para unas 120 personas sin hogar bajo la columnata de San Pedro. La iniciativa fue organizada por la parroquia de San Pedro y la Limosnería Apostólica, con el respaldo de la Gobernación de la Ciudad del Vaticano y el Dicasterio para la Comunicación. Esta convocatoria, que se repite tras la experiencia del año anterior, ofreció un espacio de convivencia y alegría a quienes habitan en las inmediaciones de la Basílica.
El cardenal Konrad Krajewski, limosnero pontificio, explicó que el propósito era reunir a los indigentes que pernoctan en la Vía de la Conciliación y alrededor de San Pedro. Aunque muchos no aceptan alojarse en los dormitorios habilitados, participaron con agrado en esta cena. El purpurado informó personalmente a los pobres cercanos a la Oficina de Prensa de la Santa Sede sobre esta invitación, que fue bien recibida.
El menú incluyó entrada, pasta con salmón, pescado acompañado de patatas y panettone, gracias a la generosidad de voluntarios del barrio romano de Prati y al apoyo de restauradores y pequeños comercios. La velada contó con música en vivo interpretada por gaiteros, jóvenes músicos y el cantante Amedeo Minghi. Además, un grupo de bailarines del programa "Bailando con las estrellas" animó el encuentro desarrollado bajo lo que Krajewski describió como "los brazos de Cristo", en referencia a la columnata berniniana.
En cada mesa se dispuso una silla para María, inspirada en el pasaje evangélico sobre Marta y María. Fray Agnello explicó que esta figura simbolizaba a quien escucha las historias personales de los asistentes, recogiendo sus pensamientos para plasmarlos en un corazón. El mensaje más significativo será entregado al Papa León XIV. Así, la velada reflejó el espíritu evangélico centrado en el encuentro fraterno y la cercanía humana mientras se aguarda el amor redentor de Jesús.
