Durante el Ángelus dominical, el Papa León XIV ha reflexionado sobre la Cruz como símbolo de amor divino y victoria sobre la muerte, invitando a los fieles a vivir este amor en su vida diaria.
En la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, el Papa León XIV reflexionó durante el Ángelus dominical sobre el significado profundo de la Cruz. Destacó que, lejos de ser un signo de derrota, la Cruz es el mayor testimonio del amor de Dios, donde se cumple la promesa de salvación. En este contexto, subrayó que, aunque el sufrimiento parecía tener la última palabra, en la Cruz brota la vida eterna para quienes creen.
El Santo Padre recordó que la Cruz, considerada uno de los instrumentos de muerte más crueles, fue transformada por Cristo en un signo de amor divino. Enfatizó que en ella no hay derrota, sino victoria, ya que la vida surge de la muerte y la salvación del sacrificio. Por ello, explicó que la celebración de su "exaltación" es un reconocimiento del amor inmenso con el que Dios transformó este medio de muerte en instrumento de vida.
En su reflexión, el Pontífice mencionó el diálogo entre Jesús y Nicodemo, destacando cómo Jesús anuncia que será "ensalzado" en la Cruz para dar vida eterna a los creyentes. Describió la escena del Evangelio del día, donde Nicodemo, uno de los jefes de los judíos, se encuentra con Jesús de noche. El Papa señaló que Nicodemo, aunque inicialmente no comprende plenamente, entenderá el significado de las palabras de Jesús tras la crucifixión.
Por último, el Papa León XIV invitó a los fieles a un compromiso personal, pidiendo que, con la ayuda de María, cada creyente acoja este amor y lo convierta en vida concreta. Exhortó a que, al igual que Cristo se donó enteramente, los creyentes también se donen los unos a los otros.