El Papa León XIV identifica la polarización como uno de los grandes desafíos para la Iglesia y la sociedad en su biografía, subrayando la importancia de predicar el Evangelio como respuesta a este fenómeno.
En la obra titulada León XIV. Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI, escrita por Elise Ann Allen, se recoge la preocupación central del Papa León XIV por la polarización, fenómeno que considera uno de los grandes desafíos actuales. En una entrevista incluida en el libro, el Papa admite que la polarización marcó el papado de Francisco, condicionando la percepción pública y las críticas hacia su figura. Ante esta realidad, León XIV aclara que no concibe su misión como la de resolver todos los problemas del mundo, sino la de “anunciar la Buena Nueva, predicar el Evangelio”, convencido de que en él se encuentran las claves para superar las fracturas sociales y eclesiales.
El Santo Padre señala que cuando se pierde el horizonte de la vida eterna, se pierde también la brújula moral, y advierte contra el riesgo de convertir el propio Evangelio en un instrumento ideológico, lo que considera parte del problema actual. Insiste en volver a lo esencial: el respeto mutuo y la defensa de la dignidad humana. Para él, esta es la base desde la que la Iglesia puede ofrecer una voz clara frente a las crisis contemporáneas. “Respetarnos unos a otros, respetar la dignidad humana… esa es la forma de construir un mundo mejor y tratarnos mejor unos a otros”, explica en la conversación.
En su diagnóstico, León XIV reconoce que en ocasiones la voz de la Iglesia se ha debilitado o ha sido ignorada, pero observa signos de renovación, como el creciente número de jóvenes en Francia que solicitan el bautismo, un fenómeno que interpreta como una búsqueda de sentido en un contexto secularizado. Ese interés renovado, sostiene, muestra que la propuesta cristiana sigue teniendo una vigencia transformadora.
El libro destaca que, desde el inicio de su pontificado, León XIV ha querido marcar distancia de cualquier tono que alimente la confrontación. Se presenta como un Papa orientado a “tender puentes” y a no profundizar en las divisiones que, en sus palabras, “plagan a la Iglesia y a la sociedad”. La obra concluye que esta postura sitúa a León XIV en la continuidad del esfuerzo de Francisco por promover una Iglesia en salida, pero con un énfasis propio: devolver el Evangelio a su centro como antídoto frente a la instrumentalización ideológica y como fundamento de un camino de reconciliación.