El arzobispo de Madrid presidió una Eucaristía y dialogó con los estudiantes sobre temas de fe y vida, en el marco del aniversario del Colegio Internacional J. H. Newman.
El pasado viernes, 3 de octubre, el Cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, visitó el Colegio Internacional J. H. Newman con motivo de su vigésimo aniversario. Durante la celebración, presidió una eucaristía y recorrió las instalaciones del centro, compartiendo este momento significativo con la comunidad educativa. En su homilía, el Cardenal Cobo destacó la unidad de la Iglesia, recordando que todos los miembros del colegio forman parte de una misma comunidad de fe. Subrayó que el colegio es un miembro vivo de la Iglesia, llamado a caminar en comunión y a ser signo de esperanza y encuentro.
Tras la misa, el arzobispo se reunió con los alumnos más pequeños, a quienes cantó y bendijo. Posteriormente, mantuvo un encuentro con los estudiantes de Secundaria y Bachillerato, donde los jóvenes le plantearon preguntas sobre temas como la vocación, el sentido de la vida y la escucha de Dios. En este contexto, el cardenal José Cobo animó a los alumnos a no temer las preguntas difíciles ni a compartir sus inquietudes con otros.
Durante el diálogo, el cardenal Cobo reflexionó sobre su elección del cristianismo y el sacerdocio, enfatizando que el cristianismo es un camino personal que se construye a lo largo de la vida. Recordó que ser creyente es buscar, y que el cristianismo siempre se ha definido como un camino en el que surgen preguntas. Los jóvenes abordaron cuestiones de fondo, como la relación entre fe y ciencia, el sentido del sufrimiento y la sexualidad dentro del proyecto cristiano.
El cardenal insistió en la importancia de hacerse preguntas y compartirlas, destacando el valor del colegio como espacio de aprendizaje y acompañamiento. Agradeció a quienes ayudan a los alumnos en su camino, subrayando que en el período de madurez es esencial dejarse interrogar por lo que se siente y se vive. Además, reflexionó sobre la búsqueda de respuestas reales en la vida, invitando a los jóvenes a profundizar en las grandes preguntas de la existencia. Su testimonio cercano y valiente reforzó el valor del diálogo y la importancia de buscar juntos el sentido de la vida.