El Camino de Santiago Penitenciario, en su cuarta edición, congregó a 289 participantes, incluidos 140 reclusos de 17 prisiones españolas, quienes caminaron junto a funcionarios, voluntarios y capellanes en un ambiente de fraternidad.
La IV edición del Camino de Santiago Penitenciario reunió a 289 peregrinos, entre ellos 140 reclusos de 17 cárceles españolas, quienes caminaron junto a funcionarios, voluntarios, capellanes y delegados. Este evento permitió a los internos experimentar un sentido de fraternidad y libertad, dejando atrás las etiquetas que los definen en su vida cotidiana. Juan González-Redondo destacó cómo, por unas horas, los internos caminaron como hermanos, sintiendo la fraternidad del Camino.
Durante la Misa del Peregrino, celebrada en la catedral de Santiago, los participantes pidieron apoyo y guía para superar dificultades y reconstruir sus vidas. El arzobispo de Santiago, Francisco José Prieto Fernández, acogió a los peregrinos con un mensaje profundo, recordándoles que el Camino es un viaje interior donde la esperanza es una compañera fiel. Subrayó que la peregrinación no se limita a un sendero físico, sino que invita a abrir nuevos horizontes y vivir con dignidad y libertad bajo la mirada de Dios.
El Camino Penitenciario no solo fue un itinerario físico, sino también una oportunidad de reconciliación personal y social. En el Seminario Mayor de San Martín Pinario, los grupos compartieron testimonios y emociones, destacando la experiencia de normalidad y hermandad vivida. Pilar Farjas, directora de Cáritas Diocesana de Santiago, enfatizó que cada persona tiene la capacidad de recomenzar, subrayando la misión social de la Iglesia de acompañar y devolver dignidad a quienes lo necesitan.