La justicia chilena ha cerrado la investigación contra siete sacerdotes de los Legionarios de Cristo y una mujer consagrada, al no encontrar pruebas que sustenten las acusaciones de abuso sexual.
Durante más de dos años, un grupo de sacerdotes y miembros consagrados del movimiento Regnum Christi en Chile vivieron bajo la sombra de graves acusaciones que sacudieron tanto a su comunidad como a la Iglesia en general. Ahora, la Fiscalía Regional de Chile ha cerrado formalmente su investigación criminal, concluyendo que no existen pruebas que respalden las acusaciones de abuso sexual inicialmente planteadas en una demanda civil de 2023.
La decisión, anunciada el 20 de octubre por el fiscal regional designado especialmente para el caso, pone fin a un proceso que había captado la atención nacional desde que surgió. La demanda, presentada en junio de 2023, acusaba a siete sacerdotes de los Legionarios de Cristo, junto con una mujer consagrada y una exconsagrada de Regnum Christi, de presunta conducta sexual inapropiada ocurrida entre 2008 y 2010 en un centro estudiantil en Chile.
Lo que siguió fue una larga y exhaustiva investigación, iniciada, notablemente, a petición de los propios acusados. Confiados en su inocencia, los sacerdotes y miembros consagrados solicitaron al Ministerio Público abrir una investigación criminal en agosto de 2023 para aclarar los hechos expuestos en la demanda civil. Durante los dos años siguientes, los investigadores llevaron a cabo una serie de pasos exhaustivos: tomaron declaraciones de todas las partes involucradas, escucharon a testigos de ambos lados y examinaron informes médicos, psicológicos y forenses.
Al final, los fiscales no encontraron base para sustentar los presuntos delitos. El caso será, por tanto, archivado formalmente, sin que se presenten cargos.
Según un comunicado emitido por los Legionarios de Cristo y Regnum Christi en Chile, "se llevaron a cabo todos los procedimientos necesarios, tanto los decretados por el Ministerio Público como los solicitados por las partes, para determinar la existencia de algún acto punible y sus posibles autores, cómplices o encubridores. No se encontró ninguno."
El comunicado de la congregación también expresó profundo pesar por el dolor causado a lo largo del prolongado proceso. "Nos entristece el inmenso sufrimiento que esta situación ha traído a tantos durante tanto tiempo", decía. "Los sacerdotes, la mujer consagrada y la exconsagrada que fueron acusados han enfrentado este período con paciencia y fe a pesar del sentimiento de injusticia y deshonra. Merecen que ahora trabajemos para restaurar su buen nombre y reputación."
El resultado de la investigación chilena se alinea con las conclusiones alcanzadas por una investigación canónica ordenada por la Sede Apostólica, que se completó en 2021. Ese proceso interno de la Iglesia ya había determinado que no había fundamentos creíbles para las acusaciones.
Los Legionarios de Cristo y la federación Regnum Christi han enfrentado escrutinio en el pasado, particularmente debido a escándalos históricos que involucran a su fundador, Marcial Maciel, cuyos abusos salieron a la luz hace décadas. En años recientes, el movimiento ha pasado por un período de reforma y reestructuración bajo la supervisión del Vaticano. Por esa razón, el caso chileno tenía un gran peso simbólico, tanto como prueba de transparencia como medida de cuánto había avanzado la congregación en el manejo de tales crisis.
Esta resolución más reciente, por lo tanto, cierra no solo un capítulo judicial, sino también uno profundamente personal para los involucrados. Llega tras meses marcados por la incertidumbre, la sospecha pública y la tensión emocional en una comunidad que ya navegaba un legado de reforma institucional.
Si bien el comunicado de los Legionarios no hizo referencia a posibles pasos siguientes, sería razonable—y esperado—presentar una demanda contra alguien que acusó falsamente y dañó el buen nombre y la reputación de no una, sino varias personas.
Con el cierre de los archivos por parte de los fiscales chilenos, lo que queda es el llamado a la transparencia continua, la compasión por todos los afectados y un esfuerzo renovado para asegurar que las heridas de las décadas pasadas no definan el futuro de la Iglesia.