El Vaticano aprueba el nuevo estatuto de la Fraternidad de Comunión y Liberación con una estructura más centralizada

El Vaticano aprueba el nuevo estatuto de la Fraternidad de Comunión y Liberación con una estructura más centralizada

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida ha aprobado el nuevo Estatuto de la Fraternidad de Comunión y Liberación, marcando un cambio significativo en su estructura.

El 8 de septiembre de 2025, el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida aprobó el nuevo Estatuto de la Fraternidad de Comunión y Liberación, firmado por la Sotto-Segretaria Linda Ghisoni. Este documento redefine sustancialmente la estructura jurídica y pastoral del movimiento, sustituyendo el Estatuto vigente desde 2017. La reforma supone un avance hacia una organización más centralizada y vertical, según han señalado diversos observadores. En este contexto, una carta dirigida a Davide Prosperi, presidente de la Fraternidad, ha planteado dudas sobre el procedimiento seguido y las consecuencias eclesiales que conlleva esta revisión.

El Estatuto anterior mantenía el espíritu original del carisma fundado por don Luigi Giussani, con una estructura que equilibraba participación y dirección. Por el contrario, el texto aprobado en 2025 establece una Asamblea General que se reúne cada cinco años para elegir al Presidente y a los miembros de la Diaconía Central, eliminando los órganos territoriales previstos hasta entonces. De este modo, los "referentes territoriales" pasan a ser designados directamente por la Diaconía Central, suprimiendo la elección diocesana y la consulta previa a los miembros locales.

La Diaconía Central ha dejado de ser un organismo representativo para adoptar un carácter más jurídico y centralizado. Actualmente está integrada por un Presidente, quince miembros elegidos por la Asamblea General, cinco cooptados y algunos representantes de realidades vinculadas. Esta modificación ha suscitado críticas expresadas en una carta que denuncia cómo estas reformas convierten a la Fraternidad en una estructura controlada verticalmente, perdiendo su naturaleza carismática.

Dicha misiva también subraya que no se consultó a los asociados antes de aprobar el nuevo Estatuto, lo que contraviene el espíritu del decreto del Dicasterio fechado el 11 de junio de 2021. Este documento recomendaba procesos participativos y transparentes para las revisiones estatutarias. En consecuencia, la supresión de las estructuras locales se percibe como una imposición desde arriba en lugar de un camino compartido.

En particular, el hecho de que los referentes territoriales sean nombrados en lugar de elegidos genera interrogantes sobre quién debe guiar cada comunidad dentro de Comunión y Liberación. Además, el artículo 4 introduce modificaciones en la vida espiritual y cultural de los miembros, regulando aspectos que antes permanecían abiertos y programáticos.

Esta transformación responde en parte a las directrices del Dicasterio para los Laicos, que ha solicitado a todas las asociaciones de fieles establecer límites temporales en los mandatos y procedimientos claros para su renovación. Sin embargo, según la carta mencionada, este ajuste jurídico ha ido acompañado por un empobrecimiento en la participación interna. Por ello se advierte sobre una posible “normalización vertical” que podría sofocar la vitalidad propia del carisma.

Este caso ejemplifica cómo algunas reformas impulsadas por el Papa Francisco han alterado equilibrios previos e incluso agravado ciertas dinámicas internas. En particular, durante la guía del movimiento por don Julián Carrón, un grupo reducido cuestionó su liderazgo, lo que desembocó en cambios estructurales significativos.

La carta dirigida a Davide Prosperi aborda un tema fundamental: cómo preservar un carisma dentro del marco institucional sin desnaturalizarlo. Se plantea si la obediencia eclesial debe traducirse necesariamente en un aparato controlador o si existe riesgo real de administrar el carisma en lugar de custodiarlo.

Con este nuevo Estatuto comienza una etapa más institucional para Comunión y Liberación. Queda por ver si esta fase también favorecerá una mayor madurez eclesial capaz de sostener esa Vida Nueva que brota del encuentro personal con Cristo y se renueva únicamente en libertad.

Comentarios
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Alicia Gallego
1 mes hace
La aprobación del nuevo Estatuto de la Fraternidad de Comunión y Liberación genera dudas sobre el futuro del carisma original en un entorno cada vez más centralizado. La eliminación de elecciones locales en favor de un control central podría amenazar la vitalidad de la comunidad y transformar la dinámica fraterna en una simple obediencia. Este cambio no solo impacta a los miembros, sino también la capacidad de la Iglesia para promover una verdadera comunión entre el laicado, limitando la experiencia de fe más allá de la jerarquía. Es necesario un discernimiento profundo sobre cómo preservar estos valores.
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