El Tribunal Supremo del Reino Unido declara ilegal la enseñanza cristiana en las escuelas de Irlanda del Norte por falta de pluralismo

El Tribunal Supremo del Reino Unido declara ilegal la enseñanza cristiana en las escuelas de Irlanda del Norte por falta de pluralismo

La Corte Suprema del Reino Unido ha declarado ilegal la enseñanza religiosa cristiana en ciertas escuelas de Irlanda del Norte, considerando que carece de objetividad y pluralismo.

El 19 de noviembre de 2025, la Corte Suprema del Reino Unido emitió un fallo unánime que declara ilegal la enseñanza religiosa cristiana tal como se imparte en las denominadas escuelas controladas de Irlanda del Norte. Los magistrados consideran que esta enseñanza no cumple con el requisito de ser objetiva, crítica y pluralista, exigido por el Convenio Europeo de Derechos Humanos.

El caso se centra en una niña identificada bajo el pseudónimo «JR87», quien entre los cuatro y siete años asistió a una escuela primaria de Belfast gestionada por la Autoridad Educativa. En estos centros, las clases de religión son oficialmente no confesionales, es decir, basadas en la Biblia pero sin referencia explícita al catolicismo ni al protestantismo. Los padres de la menor, no cristianos y próximos al humanismo secular, manifestaron ya en 2019 su preocupación porque su hija parecía adoptar una visión cristiana del mundo que no concordaba con sus convicciones. Aunque no rechazaban el estudio de las religiones, reclamaban una enseñanza más neutral.

La escuela propuso entonces retirar a la niña de las clases de religión y de los momentos de oración colectiva, opción prevista por la ley. Sin embargo, en 2022 el Tribunal Superior de Belfast consideró que este mecanismo imponía una carga desproporcionada a los padres y podía aislar a la menor. Posteriormente, el Ministerio de Educación anuló esta decisión, sosteniendo que el derecho a la retirada era suficiente para garantizar la libertad religiosa; postura que respaldó el Tribunal de Apelación.

Finalmente, la Corte Suprema falló a favor de los padres. El tribunal entiende que el programa educativo no asegura un enfoque verdaderamente crítico, pues exige a los alumnos aceptar creencias sin análisis —lo que equivale a evangelización o proselitismo— y que la retirada puede exponer a los niños a situaciones de estigmatización. Además, recuerdan que nada en el currículo oficial garantiza la apertura al pluralismo religioso requerida por la ley. Esta sentencia obliga ahora al Ministerio de Educación a revisar íntegramente el programa, establecer inspecciones regulares y proporcionar directrices claras para asegurar una enseñanza realmente pluralista. Cabe señalar que las escuelas católicas explícitamente confesionales quedan fuera del fallo, dado que nunca han pretendido ofrecer una enseñanza neutral.

El abogado de la familia, Darragh Mackin, valoró esta decisión como un paso importante y subrayó que recuerda al Estado que no puede limitarse a ofrecer una retirada individual para justificar contenidos docentes controvertidos. Desde una perspectiva católica tradicional, este caso refleja una tensión creciente en las sociedades occidentales: la dificultad para transmitir la herencia cristiana sin ser acusado de proselitismo. Plantea así una cuestión fundamental: ¿es aún posible transmitir en el ámbito escolar la cultura cristiana que ha formado Irlanda del Norte sin ser considerada inapropiada?

En un país que reivindica el pluralismo, resulta paradójico que se excluya precisamente aquella tradición que constituyó su matriz cultural y moral.

Esta resolución judicial revela un movimiento más profundo. Desde hace años, cierto humanismo secular —convencido de encarnar la razón pura— busca relegar a Dios al ámbito estrictamente privado. Esta corriente afirma defender la neutralidad pero impone una visión del mundo donde toda trascendencia debe ser eliminada en nombre del pluralismo. Sin embargo, esa supuesta neutralidad se convierte en un nuevo dogma más rígido incluso que aquellos que pretende sustituir. El contraste es llamativo: se acepta sin dificultad que las escuelas confesionales transmitan su fe explícitamente; pero se exige a los centros surgidos de la tradición cristiana eliminar precisamente aquello que les ha dado coherencia y fortaleza. Bajo el pretexto de igualdad se impone así una uniformidad que niega la cultura misma sobre la cual se ha edificado su identidad moral e intelectual.

Comentarios
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Isabel Sánchez
2 dias hace
La decisión del Tribunal Supremo del Reino Unido pone de manifiesto una contradicción en nuestra sociedad: se habla de inclusión, pero se está perdiendo la herencia cultural que sostiene comunidades como la de Irlanda del Norte. La educación no puede ignorar la dimensión espiritual, que es parte esencial de nuestra humanidad.
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