Los obispos de Francia denuncian la superpoblación en las cárceles

Los obispos de Francia denuncian la superpoblación en las cárceles

Los obispos franceses publican un texto en el marco del Jubilé des détenus, destacando la crisis de superpoblación en las cárceles y llamando a una justicia que respete la dignidad humana.

Con motivo del Jubilé des détenus, los obispos de Francia han difundido un documento sobre la situación penitenciaria en el país, invitando a los católicos y a todas las personas de buena voluntad a comprometerse en el servicio de la esperanza hacia los presos. Este año 2025 es jubilar, una tradición bíblica que proclama un tiempo de clemencia y liberación. El Papa Francisco quiso que esta celebración alentara a quienes sufren, incluyendo a los encarcelados, estableciendo el 14 de diciembre como día del Jubileo en detención.

Actualmente, la superpoblación carcelaria en Francia ha alcanzado niveles históricos, lo que ha deteriorado considerablemente la atención a los reclusos. Esta situación ha provocado un aumento de la violencia y el ocio improductivo, además de afectar negativamente el trabajo de los agentes penitenciarios. Por ello, resulta imposible que los detenidos salgan "mejores" que cuando entraron, lo que incrementa la reincidencia y no contribuye a la seguridad ciudadana. La prisión representa la sanción más costosa para la sociedad, no solo en términos económicos sino también por sus efectos negativos sobre la reinserción. En consecuencia, cualquier medida que incremente la población carcelaria va en detrimento de la seguridad pública.

Los obispos subrayan que, aunque corresponde a la justicia sancionar los delitos, la ley establece que la pena debe prevenir su repetición y favorecer la reintegración del condenado. Considerar el castigo únicamente como una retribución deshumaniza y no rehabilita. Restaurar la dignidad de quienes han fallado, ayudándoles a asumir su responsabilidad y abrirse a un futuro nuevo, beneficia a toda la sociedad, empezando por las víctimas. Las prisiones saturadas destruyen al encerrar a las personas en una desesperanza sin salida.

En este contexto jubilar, los prelados recuerdan que todo ser humano es creado a imagen de Dios y posee una dignidad inalienable. Nadie puede reducirse al acto cometido. La revelación divina en Jesucristo muestra cómo Él se entrega para liberarnos del mal. El Evangelio presenta a Jesús acogiendo a los pecadores y levantándolos. Los capellanes en prisión atestiguan cómo el amor de Cristo reconcilia y abre camino hacia la esperanza.

Ante esta realidad preocupante, los obispos reclaman a los responsables políticos y judiciales un compromiso renovado para ejercer una justicia distinta. El "todo carcelario" constituye una vía sin salida. Existen otras formas de sancionar respetando la dignidad humana y favoreciendo un cambio auténtico en el comportamiento. Por ello animan a los católicos y personas de buena voluntad a no renunciar a una fraternidad inclusiva, resistiendo así la desconfianza y el rechazo hacia el prójimo. Perder toda esperanza en el otro conduce inevitablemente a una sociedad fracturada y violenta.

Comentarios
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Iván Esteban
3 dias hace
La proclamación del Jubileé des détenus saca a la luz un problema serio: la superpoblación carcelaria. La Iglesia se enfrenta a un dilema entre justicia y misericordia. Hay que recordar que la dignidad humana no debe sacrificarse por un enfoque punitivo. La verdadera pena debe buscar la reintegración, no perpetuar la violencia.
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