En este texto, publicado ayer en el portal especializado ACI África, se recoge la reflexión del obispo de la diócesis nigeriana de Katsina-Ala sobre la extrema violencia que asola su territorio y el modo en que la Iglesia local trata de nombrar y afrontar el sufrimiento de la población.
El obispo católico de la diócesis de Katsina-Ala, en el estado de Benue (Nigeria), ha denunciado en su mensaje de Navidad de 2025 que la ola de violencia que sufre esta región sólo puede describirse como un genocidio. En un texto fechado el martes 16 de diciembre, monseñor Isaac Bundepuun Dugu reflexiona sobre los asesinatos continuados en el territorio bajo su responsabilidad pastoral y subraya la gravedad de la situación que vive la población local.
El prelado enmarca su mensaje en el contexto de los ataques perpetrados por pastores armados contra comunidades del estado de Benue, una zona mayoritariamente agrícola del centro de Nigeria. Según explica, la magnitud y la crueldad de los hechos han llevado a la diócesis a buscar una palabra que recoja con precisión el sufrimiento de las víctimas y de las comunidades afectadas. En este sentido, sostiene que la única expresión que refleja adecuadamente la realidad es la de genocidio, por el carácter sistemático y dirigido de la violencia.
Monseñor Dugu afirma en su mensaje: “Con la horrenda matanza de nigerianos inocentes e indefensos por parte de los pastores armados en el estado de Benue y particularmente dentro de la jurisdicción pastoral de la diócesis católica de Katsina-Ala y en mi posición de Pastor principal, no hay en este momento una palabra adecuada que describa mejor nuestra situación, llena de dolor, que el término genocidio”. Con estas palabras, el obispo vincula directamente la actuación de los grupos armados con un patrón de ataques que, a su juicio, supera el marco de la violencia aislada o de los conflictos locales.
El obispo considera necesario aclarar la naturaleza de esta violencia y descarta que se trate de una guerra de religión entre cristianos y musulmanes. “Es importante señalar aquí que en el estado de Benue no hay casos ni actos de guerra religiosa entre musulmanes y cristianos que viven juntos en nuestras comunidades. Tenemos mezquitas situadas en nuestras principales ciudades junto a iglesias cristianas”, explica. De este modo, insiste en que la convivencia entre fieles de distintas confesiones se mantiene en las localidades afectadas, y que los ataques no responden a una confrontación confesional.
En su mensaje navideño, monseñor Dugu precisa que lo que se vive en Benue es un genocidio de carácter étnico, tribal y económico. Atribuye la violencia a dinámicas que combinan tensiones por la tierra y los recursos con factores identitarios, lo que, según indica, agrava el impacto sobre las comunidades locales. “Estas actividades malsanas han seguido degradando y empobreciendo a los ciudadanos del estado”, señala el ordinario local de Katsina-Ala, aludiendo a las consecuencias sociales y económicas de los ataques.
El obispo subraya que la continuidad de estos hechos ha provocado un deterioro profundo de las condiciones de vida de la población, que sufre pérdidas humanas, destrucción de bienes y desplazamientos. En su valoración, la combinación de asesinatos, inseguridad y empobrecimiento configura un escenario de crisis prolongada para las personas que residen en el estado de Benue y, en particular, en la zona de la diócesis de Katsina-Ala. El mensaje se presenta así como una llamada de atención sobre la situación en esta región de Nigeria, marcada por la violencia de los pastores armados y por sus efectos devastadores sobre la ciudadanía.
