En este texto, publicado ayer en Religion Digital, se analiza la situación que atraviesa la diócesis de Cádiz y Ceuta tras la salida de Rafael Zornoza, la llegada de Ramón Valdivia como administrador apostólico y la persistencia de tensiones y recelos en buena parte de la comunidad diocesana.
Fuente: Zornoza regala una de sus cruces pectorales a la patrona de Cádiz
Un mes después de la salida de Rafael Zornoza como obispo de Cádiz y Ceuta, la situación en la diócesis sigue marcada por la incertidumbre y la polémica. La designación de Ramón Valdivia como administrador apostólico y su perfil conciliador han contribuido a rebajar la tensión inicial y a ofrecer cierta esperanza a una feligresía muy afectada. No obstante, bajo esa aparente calma persisten fuertes críticas y malestar en amplios sectores de la diócesis, que consideran que el llamado “espíritu Zornoza” continúa presente en la vida interna de la Iglesia local.
En el plano organizativo, no se han producido cambios significativos desde la llegada de Valdivia. Pese a que, como administrador apostólico, dispone de todas las competencias para relevar o nombrar cargos, hasta ahora no ha modificado ninguna responsabilidad relevante. Esta ausencia de movimientos alimenta la percepción de continuidad con la etapa anterior y refuerza la idea de que las estructuras y dinámicas impulsadas por Zornoza siguen intactas. Mientras tanto, el calendario litúrgico de Adviento y Navidad ocupa el día a día de parroquias y comunidades, sin que se vislumbren decisiones de calado en la gestión diocesana.
En este contexto, un gesto reciente del obispo emérito ha generado un notable malestar, especialmente en el entorno de quienes se consideran posibles víctimas. Zornoza ha decidido donar uno de sus pectorales, el que le entregó el papa Benedicto XVI poco después de su ordenación episcopal, a la Virgen del Rosario, patrona de la diócesis. Uno de sus últimos actos públicos como obispo fue precisamente una celebración en el santuario de esta advocación mariana, a comienzos de octubre, antes de dejar el gobierno de la diócesis.
Según la información publicada por Diario de Cádiz, se trata de una cruz realizada en filigrana de plata dorada, con cadena también de plata. El pasado 9 de diciembre, “un matrimonio amigo” del prelado habría entregado al dominico responsable del santuario, Pascual Saturio, un sobre que contenía el pectoral y una breve nota manuscrita de Zornoza. En el mensaje, el obispo emérito indicaba: “Obsequio para la Patrona, Nuestra Señora la Virgen del Rosario, de Cádiz”. La forma elegida para hacer llegar el regalo y el momento en que se produce han sido interpretados de manera muy crítica por algunos sectores de la diócesis.
Entre los grupos más críticos con Zornoza, el gesto se valora de forma muy negativa. “¡Qué poca dignidad! No solo mancha a una Diocesis con un escándalo de abuso sexual sino que encima mancha lo más sagrado que tiene la ciudad de Cádiz dejándole un regalito”, señalan estas voces, que denuncian además el “silencio administrativo” que, a su juicio, rodea la investigación canónica abierta contra el obispo emérito. Aseguran que “gestos como este solo intentan blanquear su imagen a la espera de que todo se olvide, y se cierre en falso el proceso”, mostrando su temor a que no se llegue a una resolución clara y pública.
Sin embargo, fuentes consultadas por Religión Digital sostienen que el procedimiento en la Rota Romana está “muy avanzado”. Según estas fuentes, tanto Zornoza como la presunta víctima ya habrían prestado declaración ante el Tribunal de la Rota, al igual que “muchos otros testigos”. El proceso, de acuerdo con esta versión, se encontraría en una fase muy adelantada y podría culminar después de la festividad de Reyes. A la espera de una decisión definitiva, en la diócesis de Cádiz y Ceuta se mantiene la expectación sobre el desenlace del caso y las posibles consecuencias para el obispo emérito.
