La solemnidad de la Inmaculada Concepción, que la Iglesia celebra cada 8 de diciembre, es una de las fiestas marianas más queridas por los católicos y ocupa un lugar central en la comprensión cristiana de la gracia y del pecado. En torno a este misterio, la tradición ha tejido celebraciones litúrgicas, manifestaciones populares, expresiones artísticas y una profunda espiritualidad que, en países como España, forma parte de la identidad religiosa y cultural.