El Papa León XIV reafirma al arzobispo Filippo Iannone al frente del grupo del Vaticano para definir el "abuso espiritual" en el derecho canónico

El Papa León XIV reafirma al arzobispo Filippo Iannone al frente del grupo del Vaticano para definir el "abuso espiritual" en el derecho canónico

El Papa León XIV ha confirmado la continuidad del liderazgo del arzobispo Filippo Iannone en el grupo de trabajo del Vaticano encargado de definir el "abuso espiritual" en el derecho canónico, asegurando así la estabilidad de esta iniciativa crucial.

En un movimiento decisivo hacia la definición y codificación del "abuso espiritual" en el derecho canónico, el Papa León XIV ha ratificado que el arzobispo Filippo Iannone continuará al frente del grupo de trabajo especializado, a pesar de su reciente traslado para liderar otro departamento del Vaticano. Esta decisión, anunciada el 14 de octubre por el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), garantiza la continuidad de un esfuerzo considerado esencial por los juristas de la Iglesia.

El grupo de trabajo, supervisado conjuntamente por el DDF y el Dicasterio para los Textos Legislativos, fue establecido inicialmente por el Papa Francisco en noviembre de 2024 para abordar lo que se describe como una de las lagunas legales más urgentes en el derecho canónico. Su mandato es determinar cómo el abuso espiritual—frecuentemente asociado a la manipulación, la coerción y el mal uso de la autoridad en contextos religiosos—debería clasificarse formalmente como un delito canónico.

El arzobispo Iannone, carmelita y experimentado abogado canónico, fue nombrado originalmente para presidir el grupo en su capacidad de prefecto del Dicasterio para los Textos Legislativos. Cuando el Papa León XIV lo trasladó en septiembre de 2025 para dirigir el Dicasterio para los Obispos, algunos observadores temieron que el cambio pudiera retrasar el delicado proceso de redacción de normas legales. Sin embargo, la decisión anunciada asegura la continuidad.

La continuidad del liderazgo fue recibida con satisfacción por aquellos que siguen las reformas internas del Vaticano. La mano firme de Iannone, señalan, ha sido instrumental en la implementación de la reorganización curial más amplia de Francisco, que buscaba simplificar estructuras y fortalecer la supervisión de los asuntos canónicos. Su nuevo puesto en el Dicasterio para los Obispos—tradicionalmente uno de los departamentos más influyentes de la Santa Sede—fue visto como tanto un ascenso como una señal de confianza del nuevo pontificado.

El momento de la solicitud de Fernández no fue casual. Llegó justo un día después de que un tribunal vaticano de cinco jueces fuera designado para escuchar el caso del padre Marko Rupnik, el artista jesuita esloveno acusado de abusar sexual y psicológicamente de múltiples mujeres adultas. El escándalo en torno a Rupnik ha sido uno de los más dolorosos para la Iglesia en la memoria reciente, en parte porque expuso cómo ciertos patrones de coerción y manipulación espiritual—aunque no definidos explícitamente en el derecho canónico—pueden devastar a las víctimas mientras permanecen difíciles de procesar.

Actualmente, el derecho canónico no delimita claramente el "abuso espiritual" como una ofensa distinta. En cambio, tal comportamiento a menudo cae en categorías ambiguas, dejando a los investigadores y tribunales con herramientas limitadas para la rendición de cuentas. El nuevo grupo de trabajo tiene como objetivo cerrar esa brecha identificando y codificando qué constituye el abuso espiritual, sus penas canónicas y las formas de autoridad bajo las cuales puede ocurrir.

Los expertos legales y teológicos han presionado durante mucho tiempo por tal reforma. Argumentan que la Iglesia debe reconocer no solo las violaciones físicas o sexuales, sino también los abusos de conciencia y fe que pueden surgir en relaciones de dependencia pastoral—donde la obediencia, la confianza y la dirección espiritual pueden ser utilizadas como armas.

Si el grupo de trabajo completa su tarea antes de la conclusión del juicio de Rupnik, el caso podría convertirse en el primero en el que se invoque el nuevo delito canónico definido. Tal desarrollo marcaría un hito en la lucha continua de la Iglesia para enfrentar el abuso en todas sus dimensiones—física, psicológica y ahora, explícitamente, espiritual.

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Gervasio Pastor
Ayer
La falta de un marco legal claro ha mantenido en la sombra a numerosas víctimas de abuso espiritual. La reciente afirmación del arzobispo Filippo Iannone en el Vaticano es fundamental para subsanar esta carencia en el derecho canónico. La codificación del "abuso espiritual" representa una justicia necesaria y una responsabilidad moral de la Iglesia. Al formalizar estos abusos, se establece que la manipulación y la coerción son inaceptables en la vida pastoral. La comunidad y la familia deben ser refugios de confianza y amor, no de control y abuso. La labor del grupo liderado por Iannone debe ser prioritaria.
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