El Papa León XIV presidió una misa en la Basílica de San Pedro para recordar al Papa Francisco y a los prelados fallecidos, destacando la esperanza cristiana frente al dolor de la muerte.
El Papa León XIV celebró una misa en la Basílica de San Pedro en memoria de su predecesor, el Papa Francisco, y de los cardenales y obispos fallecidos durante el último año. Durante la homilía, el Pontífice reflexionó sobre el dolor y el escándalo que provoca la muerte, especialmente cuando se trata de personas frágiles arrebatadas por enfermedad o violencia. Sin embargo, subrayó que la esperanza cristiana permite mirar más allá de la tristeza, recordando que no debemos estar tristes como aquellos que no tienen esperanza.
En su discurso, el Pontífice destacó la importancia de la esperanza pascual, una esperanza que no defrauda y que es un don y una gracia. Esta esperanza, vivida y enseñada por el Papa Francisco y los prelados fallecidos, permite a los cristianos no desanimarse ante la muerte. León XIV enfatizó que solo Cristo puede llevar sobre sí la muerte sin ser corrompido, y que sus palabras de vida eterna reavivan la fe y la esperanza en los corazones de los fieles.
El Papa Francisco fue recordado como un testigo de esta esperanza, habiendo vivido y enseñado su significado. León XIV expresó su afecto por Francisco, quien falleció tras abrir la Puerta Santa y bendecir a Roma y al mundo. La celebración del Jubileo, la primera para el actual Papa, se impregnó del sabor de la esperanza cristiana, una esperanza que transforma la muerte de enemiga a hermana, gracias al amor de Cristo crucificado y resucitado.
