La Librería Editorial Vaticana ha lanzado un nuevo libro del Papa León XIV, que incluye un texto inédito sobre la reconciliación y la unidad.
La Librería Editorial Vaticana publicó este jueves un nuevo libro del Papa León XIV titulado La fuerza del Evangelio. La fe cristiana en 10 palabras, una recopilación de intervenciones y discursos del Pontífice que incorpora asimismo un texto inédito en el que invita a soñar con una “humanidad reconciliada, pacificada, concordante”.
El Santo Padre afirma que la fe “une más allá de nuestras personalidades, de nuestros orígenes culturales y geográficos, de nuestra lengua y de nuestra historia” y presenta a la Iglesia como “una pluralidad que tiende a la unidad, y que no cae en el desorden de la confusión”. En un mundo actual “marcado por tantas guerras”, el Papa pide a los cristianos “ser testigos de esta concordia, de esta fraternidad, de esta proximidad”. Añade además: “Debemos mirar de frente nuestro mundo: no podemos seguir tolerando injusticias estructurales por las cuales quien más tiene, más recibe, y quien menos posee, cada vez queda más empobrecido”.
De igual modo, advierte sobre el riesgo de que el odio y la violencia extiendan “la miseria entre los pueblos”. “La paz no es fruto de la opresión ni de la violencia, no está emparentada con el odio ni con la venganza”, señala tras recordar que los santos enseñaron que “solo la bondad desarma la perfidia y que la no violencia puede aniquilar la opresión”. “Precisamente el deseo de comunión, el reconocernos como hermanos, es antídoto contra todo extremismo”, añade. Para el Papa, este modelo de fraternidad puede replicarse en otros ámbitos. Por ello asegura que la Iglesia, “casa de pueblos diversos, puede convertirse en signo de que no estamos condenados a vivir en conflicto perpetuo” y puede “encarnar el sueño de una humanidad reconciliada, pacificada, concorde”. “Es un sueño que tiene fundamento: Jesús, su oración al Padre por la unidad de los suyos. Y si Jesús rezó al Padre, con mayor razón nosotros debemos pedirle que nos conceda el don de un mundo pacificado”, escribe.
En este sentido reivindica la centralidad de Cristo y sostiene que la fe no consiste en “el esfuerzo titánico de alcanzar a un Dios sobrenatural”, sino en descubrir que “el rostro de Dios no está lejos de nuestro corazón”. León XIV recuerda asimismo que toda la existencia de Cristo estuvo marcada por la voluntad de ser puente. “La Iglesia es esta comunión de Cristo que continúa en la historia. Y es una comunidad que, en la unidad, vive la diversidad”, explica tras recurrir a una imagen metafórica empleada por San Agustín, quien comparaba a los fieles con un jardín para ilustrar su belleza.
El Papa recoge también las palabras del prior del monasterio de Tibhirine (Argelia), Christian de Chergé, secuestrado por terroristas islámicos en marzo de 1996 y ejecutado dos meses después. Fue beatificado junto con otros dieciocho religiosos mártires. Sobre quienes irrumpieron violentamente en el monasterio escribió: “¿Tengo derecho a pedir: desármalos, si no empiezo por pedir: desármame y desármanos, como comunidad? Es mi oración cotidiana”, recuerda el Pontífice. Además subraya que en esa misma tierra del norte africano, unos 1.600 años antes, San Agustín afirmaba: “Vivamos bien y los tiempos serán buenos. Nosotros somos los tiempos”. Por eso insiste en que “nuestro tiempo podemos marcarlo nosotros, con el testimonio, con la oración al Espíritu Santo para que nos haga hombres y mujeres que contagien paz acogiendo la gracia de Cristo y esparciendo en el mundo el perfume de su caridad y misericordia”.
