El cardenal y arzobispo de Madrid, José Cobo, ha lanzado una advertencia directa a determinadas publicaciones y medios digitales por lo que considera una campaña de intoxicación, calumnias y ataques personales contra la Iglesia y sus responsables. En una entrevista en Herrera en COPE, Cobo dejó claro que la paciencia tiene un límite y que no descarta acudir a los tribunales para defender el honor de las personas afectadas.
“Llegan hasta el punto de las calumnias y de atentar contra el honor”, afirmó el arzobispo, denunciando que algunos medios actúan como “pseudomedios mercenarios de otros intereses”, más preocupados por generar confrontación que por informar con veracidad.
Cobo aseguró que, haga lo que haga la Iglesia, ciertos sectores mediáticos utilizan a obispos concretos, a la institución e incluso al Papa como armas arrojadizas en la batalla ideológica. “Lo que nos están diciendo es: me molesta que exista”, señaló, en referencia a la hostilidad permanente que, a su juicio, sufren desde algunos espacios informativos.
El cardenal fue especialmente duro al denunciar que existe gente que “vive de lo católico sin ser católica”, explotando la religión como negocio mediático y como herramienta para agitar a la opinión pública. Según explicó, este tipo de publicaciones no buscan esclarecer los hechos, sino desprestigiar, señalar y generar crispación, utilizando informaciones sacadas de contexto o directamente falsas.
Ante esta situación, Cobo advirtió de que la Iglesia podría dar un paso más allá de la denuncia pública y recurrir a vías judiciales para frenar estas prácticas. “Algún día habrá que plantar cara”, afirmó, dejando claro que no se trata solo de proteger a la institución, sino de defender la verdad y la dignidad de las personas atacadas.
Pese a la dureza de sus palabras, el arzobispo de Madrid insistió en que la Iglesia no renuncia a la serenidad ni al análisis con perspectiva, pero subrayó que el silencio no puede convertirse en complicidad cuando se cruzan determinadas líneas. En su opinión, permitir la normalización de la calumnia supone alimentar un clima de polarización que termina dañando a toda la sociedad.
