Un grupo de feligreses de la parroquia San Miguel Arcángel de Las Rozas participa en una misión en Calcuta, colaborando con las Misioneras de la Caridad y guiados por el párroco José Antonio Buceta-Toro.
Un grupo de casi 25 personas de la parroquia San Miguel Arcángel de Las Rozas se encuentra en Calcuta, India, participando en una misión inspirada por el legado de la Madre Teresa. El párroco, José Antonio Buceta-Toro, acompaña a los misioneros en esta experiencia que busca el encuentro con los más necesitados. Según explica Buceta-Toro, la iniciativa surgió del deseo de algunos feligreses de emprender una misión concreta tras escuchar experiencias previas y sus propias palabras sobre Calcuta.
Durante su estancia, los jóvenes han descubierto que la misión no se centra tanto en realizar acciones, sino en estar presentes y recibir de aquellos a quienes sirven. El párroco destaca que, aunque inicialmente pensaban que iban a dar mucho, lo más impactante ha sido lo mucho que han recibido al abrir sus corazones y ponerse al nivel de los necesitados.
El grupo colabora con las Misioneras de la Caridad, congregación fundada por Madre Teresa. José Antonio Buceta-Toro trabaja en Kalighat, casa para moribundos, donde afirma encontrar al Señor tanto en los enfermos como en las misioneras. Describe a estas religiosas como un punto de luz que refleja la presencia de Cristo Resucitado en un entorno oscuro y desafiante.
La experiencia también está llevando a los jóvenes a un descubrimiento personal. En su contacto con los más pobres y enfermos, reconocen sus propias limitaciones interiores y psicológicas. Observando a las Misioneras de la Caridad, aprenden a amar no solo a quienes están allí, sino también a aquellos en su entorno habitual.
Cada día comienza con la celebración de la Eucaristía al amanecer, seguida por momentos de oración ante el Santísimo y el sacramento de la reconciliación. Según el párroco, estas prácticas son fundamentales para encontrar las fuerzas necesarias para vivir la misión. Buceta-Toro expresa su deseo de que esta experiencia tenga un impacto duradero en Madrid, promoviendo una fe sencilla y misericordiosa que reconozca a Cristo en cada rostro sin juzgar.