El cardenal Lucian Mureşan, destacado por su resistencia al comunismo en Rumanía, falleció el 25 de septiembre en Blaj a los 94 años.
El 25 de septiembre, la asociación L’Œuvre d’Orient anunció con profunda tristeza el fallecimiento del cardenal Lucian Mureşan, quien fuera el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica rumana. Esta iglesia oriental de rito bizantino, cuyos orígenes se remontan a 1698 cuando un sínodo decidió reconocer la autoridad del Papa, cuenta actualmente con aproximadamente 700,000 fieles, de los cuales 150,000 residen en Rumanía.
El cardenal Mureşan, una figura emblemática de la resistencia cristiana frente a la persecución comunista en Rumanía, fue nombrado cardenal por el Papa Benedicto XVI durante el consistorio del 18 de febrero de 2012 en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Su legado perdura como un símbolo de la perseverancia y la fe inquebrantable de los cristianos rumanos durante uno de los periodos más oscuros de la historia reciente del país.
La comunidad católica y los fieles de la Iglesia greco-católica rumana recuerdan al cardenal Mureşan no solo por su liderazgo espiritual, sino también por su valentía al enfrentar las adversidades impuestas por el régimen comunista. Su vida y obra continúan inspirando a muchos a mantener viva la llama de la fe y la resistencia pacífica.