El sacerdote ortodoxo Andriy Halavin comparte su experiencia durante la ocupación rusa de Bucha, destacando los desafíos enfrentados y la importancia del perdón en medio de las secuelas de la guerra.
Andriy Halavin, sacerdote ortodoxo de Bucha, recuerda los momentos críticos vividos durante la ocupación rusa de esta ciudad ucraniana. Entre finales de febrero y principios de marzo de 2022, Bucha fue escenario de una de las masacres más impactantes del conflicto, con cientos de civiles asesinados y fosas comunes descubiertas tras la retirada de las tropas rusas. La conmoción internacional llevó a la Corte Penal Internacional a investigar las atrocidades cometidas, como mencionó el Papa Francisco en una Audiencia General.
Durante la ocupación, Andriy Halavin enfrentó situaciones peligrosas, como el encuentro con tropas rusas mientras intentaba llevar velas a la iglesia. A pesar del miedo constante, logró pasar gracias a la autorización de un grupo previo de soldados. La ocupación duró un mes, pero las secuelas del conflicto persisten, con ataques continuos que mantienen a la población en un estado de alerta constante.
El proceso de identificación de las víctimas en Bucha fue arduo y prolongado, requiriendo pruebas de ADN y la colaboración de expertos internacionales. Andriy Halavin subraya la importancia del perdón, aunque reconoce que aún no están preparados para ello. Considera que el perdón será posible cuando los responsables pidan disculpas, algo que todavía no ha ocurrido. Mientras tanto, los fieles se apoyan mutuamente y rezan por una paz justa.
En sus homilías, Andriy Halavin busca consolar a su comunidad, ayudándoles a superar el odio y redescubrir la felicidad. La guerra es para ellos una lucha por la supervivencia de su identidad. La fe se ha fortalecido en medio de la adversidad, con ejemplos de solidaridad y ayuda humanitaria que han renovado la esperanza y la confianza en Dios, a pesar de la desilusión causada por la violencia humana.