Un colectivo de Marsella ha solicitado formalmente al Papa León XIV la dimisión de Monseñor Jean-Marc Aveline, denunciando la gestión del patrimonio parroquial y una gobernanza caracterizada por el silencio.
Un grupo de fieles de Marsella ha dirigido una carta al Papa León XIV solicitando la dimisión de Monseñor Jean-Marc Aveline. El documento, recibido por la redacción de Tribune Chrétienne, acusa a Monseñor Aveline de liquidar el patrimonio parroquial y de mantener una gobernanza marcada por el silencio. Esta petición coincide con la próxima publicación de un extenso informe en el semanario francés Paris Match, titulado «Iglesia de Marsella, el peso del silencio», que examina el llamado «sistema Aveline».
La carta, que Tribune Chrétienne ha decidido hacer pública, está dirigida al Santo Padre y hace referencia a un artículo previo sobre el conflicto en torno a la iglesia de Saint-Maurice de Pont-de-Vivaux, donde dos parroquias han sido abandonadas en favor de un proyecto inmobiliario controvertido. El Colectivo para la Defensa de la Iglesia Saint-Maurice denuncia una «traición espiritual y patrimonial» y acusa a Monseñor Aveline de haber dejado a sus fieles a merced de la especulación inmobiliaria, además de permitir la permanencia de un sacerdote condenado sin tomar medidas canónicas claras.
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El documento expresa, con respeto y dolor, la solicitud de dimisión de Monseñor Aveline al Papa León XIV, argumentando que la Iglesia en Marsella atraviesa una crisis de confianza y credibilidad. En el barrio popular de Pont-de-Vivaux, dos iglesias parroquiales han sido despojadas de sus objetos sagrados y cedidas a un promotor inmobiliario sin consulta ni ceremonia de despedida, lo que los feligreses consideran una traición espiritual y patrimonial.
Además de estos escándalos patrimoniales, el informe de Paris Match revelará agresiones no sancionadas y la falta de medidas ante un sacerdote depredador, lo que refleja una gobernanza caracterizada por la opacidad y la falta de valentía evangélica. El colectivo considera que la dimisión de Monseñor Aveline es necesaria para que la Iglesia en Marsella recupere el camino de la verdad y la confianza.
El llamamiento al Santo Padre se realiza no en un espíritu de revuelta, sino por amor a la Iglesia y el deseo de su purificación, según afirma Bernard Franqui, responsable del colectivo.
