Los obispos católicos instan a la Unión Europea a nombrar un enviado especial para la libertad religiosa, destacando la urgencia de abordar la persecución anticristiana a nivel mundial.
Los representantes de los obispos católicos ante la Unión Europea han reiterado su llamado a que el bloque actúe con firmeza contra la persecución anticristiana en todo el mundo mediante la restitución del cargo de enviado especial para la libertad religiosa. Al concluir su asamblea de otoño, la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE) subrayó que "la libertad de pensamiento, conciencia y religión es un derecho humano inalienable consagrado en el Artículo 10 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE", el cual sigue estando "seriamente amenazado en muchas regiones del mundo".
En un comunicado, los obispos expresaron su "creciente consternación" por "la discriminación y persecución sufrida por individuos, minorías religiosas y comunidades de fe —en su mayoría cristianas— que son 'objetivo por sus creencias'". Al mismo tiempo, la COMECE reconoció que la UE "ha afirmado consistentemente su compromiso con los derechos humanos como un pilar central de su acción exterior". Sin embargo, señaló que "los mecanismos existentes son en sí mismos muy valiosos, pero carecen de la autoridad y visibilidad necesarias para abordar esta crisis con el vigor y coherencia necesarios".
"La gravedad de la situación exige una respuesta más firme, dedicada e institucionalizada", continuaron los obispos, manteniendo que la UE "tiene una responsabilidad particular de defender estos valores más allá de sus fronteras". En este sentido, enfatizaron que "el cargo de enviado especial de la UE para la promoción de la libertad de religión o creencias fuera de la UE fue creado en 2016 y ha sido fundamental para promover esta causa en el escenario mundial". También destacaron que "tener a alguien en este puesto mejora la capacidad de la UE para monitorear, informar y responder eficazmente a las violaciones de la libertad religiosa en todo el mundo".
Por lo tanto, advierten: "Nos preocupa profundamente que este importante cargo haya permanecido vacante durante un período prolongado, lo que envía una señal preocupante a las comunidades perseguidas en todo el mundo y a aquellos que violan la libertad religiosa con impunidad". Los prelados que representan a la Iglesia Católica en los países de la Unión Europea denunciaron que mantener el cargo vacante "sugiere una disminución de la prioridad de este derecho fundamental dentro de la política exterior de la UE, precisamente en un momento en que su defensa se ha vuelto más urgente que nunca".
En consecuencia, los obispos de la COMECE pidieron a la Comisión Europea "nombrar un nuevo enviado especial de la UE sin más demora, fortaleciendo su mandato y asignando los recursos humanos y financieros adecuados para cumplir con su misión". Esta no es la primera vez que el cargo queda vacante desde su creación en 2016. El primero en ocupar el puesto fue el eslovaco Ján Figel, quien sirvió hasta 2019. El cargo permaneció vacante durante un año y medio hasta mayo de 2021, cuando fue nombrado el chipriota Christos Stylianides. Sin embargo, Stylianides dejó el cargo solo seis meses después. Posteriormente, se propuso al italiano Mario Mauro, pero no recibió suficiente apoyo. No fue hasta diciembre de 2022 que la Comisión Europea nombró al belga Frans van Daele, cuyo mandato ya ha expirado sin que se haya propuesto un reemplazo hasta ahora.