La congregación conmemora un siglo de Adoración Perpetua en el Santuario Eucarístico de Maridíaz, en Pasto, destacando su compromiso con la misión y la promoción de la mujer en 16 países.
Las Hermanas Franciscanas de María Inmaculada, cuyo carisma se centra en la Eucaristía, participaron en el Jubileo de la Vida Consagrada, celebrado del 9 al 12 de octubre. Este evento, bajo el lema “Hermanos y hermanas en la misión”, ofreció una oportunidad para renovar su compromiso misionero en los 16 países donde están presentes. La congregación, fundada en 1893 por la Beata María Caridad Brader, se dedica a la promoción de la mujer y al servicio de los más necesitados a través de diversas obras.
Rosa Julia Ibarra, una de las superioras provinciales, destacó la importancia de este tiempo de comunión con la Iglesia y subrayó la necesidad de ser mujeres de esperanza. La congregación, originaria de Colombia, ha extendido su labor educativa a lugares como Benín, África, donde han establecido una escuela y una casa de formación. La Hermana Rosa Julia explicó que siguen el legado de su fundadora, optando preferencialmente por los pobres, las mujeres y los indígenas.
En sintonía con el Jubileo y las palabras del Papa León XIV, las hermanas celebran los 100 años de la Adoración Perpetua en el Santuario Eucarístico de Maridíaz, en Pasto. Este acontecimiento es una bendición que se irradia desde Colombia al mundo. La congregación se prepara para esta conmemoración buscando vivir la Eucaristía en sus relaciones y entornos, siendo constructoras de “Paz y Bien” donde comparten su identidad franciscana.
Bajo el lema de su fundadora, “Todo por amor a Dios y como Él lo quiere”, las hermanas invitan a conocer Colombia y compartir el gozo de adorar a Jesús Eucaristía. Desde el 22 de agosto de 1928, la Adoración Perpetua ha sido acompañada por religiosas y laicos, reflejando su compromiso constante con la fe y la misión.