Durante la Audiencia General en el Aula Pablo VI, el Papa León XIV destacó la importancia de elegir amar con libertad cada día, en lugar de intentar controlar todos los aspectos de la vida.
En una concurrida audiencia general celebrada este miércoles en el Aula Pablo VI, el Papa León XIV dirigió sus palabras a los fieles presentes, quienes también se congregaron en la Plaza de San Pedro y el Cortile Petriano, sumando un total de quince mil personas. Durante el evento, el Santo Padre expresó su adhesión a la declaración conjunta emitida por el cardenal Pierbattista Pizzabala, Patriarca Latino de Jerusalén, y el patriarca ortodoxo Teófilo III, en la que condenaron la operación militar israelí en Gaza, que ha llevado a la evacuación de civiles, incluidos cristianos.
El Papa Prevost hizo un ferviente llamado a la liberación de todos los rehenes, al establecimiento de un alto el fuego permanente, y a la entrada segura de ayuda humanitaria, subrayando la necesidad de respetar el derecho humanitario, especialmente en lo que respecta a la protección de civiles y la prohibición del castigo colectivo, el uso indiscriminado de la fuerza y el desplazamiento forzoso de la población.
En su catequesis, el Papa León XIV centró la reflexión en los primeros momentos de la Pasión de Jesús, específicamente en su detención en el huerto de los Olivos, a la luz del lema del Año Jubilar: Jesucristo, nuestra esperanza. Citando el Evangelio de San Juan, destacó que Jesús no se presenta como un hombre asustado, sino como alguien que afronta con valentía la hora de manifestar el amor más grande. "No retrocede, se entrega... no es capturado, se deja capturar... no es víctima de un arresto, sino autor de un don", explicó el Santo Padre.
El Pontífice interpretó el momento en el que Jesús proclama "Soy yo" y los soldados caen al suelo como una revelación de que la presencia de Dios se manifiesta precisamente en situaciones de injusticia, miedo y soledad. En estas circunstancias, la verdadera luz está dispuesta a brillar sin temor a ser abrumada por la oscuridad. Así, la esperanza cristiana se revela no como una evasión, sino como una decisión firme.
El Papa León XIV subrayó que esta actitud decidida es fruto de una profunda oración que no busca evitar el sufrimiento, sino obtener la fuerza para perseverar en el amor, conscientes de que la vida ofrecida libremente por amor no puede ser arrebatada. Esta es la verdadera esperanza: no evitar el dolor, sino creer que en el corazón de los sufrimientos más injustos se esconde la semilla de una nueva vida.
Finalmente, el Santo Padre reflexionó sobre la figura del joven que huye desnudo en el Evangelio de San Marcos, sugiriendo que, incluso cuando nos sentimos despojados de nuestras certezas, la esperanza de nuestra fe reside en que nuestros pecados y vacilaciones no impiden que Dios nos perdone y nos impulse a retomar el camino del Evangelio. "En la vida no es necesario tenerlo todo bajo control. Basta con elegir cada día amar con libertad", concluyó el Papa León XIV.