Alegre y santa Navidad, queridos amigos, con la certeza de que la Luz verdadera nace para iluminar nuestras sombras y renovar nuestra esperanza.
El arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello, desea una alegre y santa Navidad a todos, haciendo llegar su mensaje a los hogares gracias a TRECE Televisión y en nombre de la Iglesia, de las diócesis y de las comunidades que hacen presente el Evangelio de Jesús en nuestra tierra.
Recuerda que, aunque hace semanas se encendieron las luces en calles y plazas de grandes ciudades y pequeños pueblos de España, es en esta noche cuando se enciende verdaderamente la Luz que trata de abrirse paso en medio de la noche y de las tinieblas de la humanidad.
En medio de fiestas, encuentros, regalos y múltiples propuestas, subraya que ha de abrirse paso el acontecimiento central: el verdadero regalo y la verdadera Luz, que es Jesús, el Emmanuel, el pequeño que nace en un pesebre y está en brazos de María para llevar luz a quienes tienen sombras en el corazón, especialmente a quienes viven tinieblas, confusión o dudas.
Dirige unas palabras muy concretas a quienes pasan la Navidad en soledad y quizá, casi por casualidad, se encuentran con este mensaje en ese momento o más tarde a través de las redes sociales, recordando que es especialmente para ellos para quienes el Emmanuel, el Dios con nosotros, viene, se acerca y quiere acoger y acompañar su momento de soledad y de duda.
Extiende también su cercanía a quienes están en residencias de mayores, tal vez añorando a un familiar que hubiera ido a buscarles para llevarles a casa a cenar en familia, así como a quienes se encuentran en centros penitenciarios o en hospitales, a los que presenta como lugares especiales de la Navidad, los más próximos al pesebre y los más reales para un Dios que decide nacer a las afueras porque no había lugar para Él. Recuerda que el Señor nace en el último de los últimos lugares para poder abrazar y acoger a todos, y que al recibir al Emmanuel, a Jesús, al Salvador, este acontecimiento nos une de norte a sur y de este a oeste con otros lugares de la tierra, de manera particular con la tierra misma de Jesús, donde la paz no termina de establecerse, y con los cristianos perseguidos que casi han de esconderse para celebrar la Navidad.
Insiste en que Jesús nace para todos e invita a acoger su presencia, que renueva los corazones, transforma las relaciones y anima a poner sobre la mesa común de la sociedad española una llamada a colaborar en el bien común, ya que el Señor toma nuestra carne, entra en nuestra historia, la transforma y abre la posibilidad de una historia nueva y santa. Recuerda que han pasado ya dos mil veintiséis años de este acontecimiento y anima a alegrarse y a saber por qué nos deseamos Feliz Navidad y por qué nos decimos Próspero Año Nuevo: porque el Don, porque Dios, porque el Amor se nos ha ofrecido, ha tomado nuestra carne y ha entrado en nuestra historia.
